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Algunos ya están y otros están por venir: especialistas argentinos investigan para incorporar lo último en robótica observando países como China y Estados Unidos para mejorar la eficiencia en el negocio; sin embargo, advierten desafíos regulatorios y de costo, pero sobre todo: culturales.
El avance de la robótica en el mundo plantea nuevas oportunidades para la automatización de procesos en distintos sectores, y el negocio de las Estaciones de Servicio no es la excepción. Sin embargo, en Argentina, la implementación de estas tecnologías enfrenta desafíos asociados a la normativa vigente, los costos y la cultura local.
Daniel Viegas, especialista en investigación y desarrollo y cofundador de dticenter, sostiene que la adopción de robots en las Estaciones de Servicio es un cambio que tarde o temprano ocurrirá: “No sé si en cinco o diez años, pero va a ser inevitable”.
En este sentido, explica que en Asia estas herramientas ya llevan más de una década de desarrollo, mientras que en Argentina recién comienzan a ingresar.
¿QUÉ SOLUCIONES PUEDEN APORTAR?
El desarrollo de robots capaces de operar surtidores es una de las innovaciones que ya se están probando en China. Hace poco tiempo se viralizó en redes sociales el video de uno con forma cilíndrica -como de tanque- con un brazo que agarra el pico del surtidor y lo coloca en el vehículo.
En diálogo con surtidores.com.ar, Viegas sostiene que la implementación de esta tecnología en Argentina es más compleja debido a las estrictas regulaciones de seguridad, ya que estos equipos tecnológicos no cuentan con el 100 por ciento de sus cuerpos con antiexplosivos.
Asimismo, los últimos desarrollos presentados por las empresas más avanzadas con robots antropomórficos diseñados para cuidar niños, adultos mayores y hacer las tareas del hogar, podrían ser incorporados para hacer las tareas más difíciles o menos gratas en otros sectores de la estación como en baños, cocinas, tiendas.
El experto señala que en otros países los robots colaborativos tienen múltiples aplicaciones en distintos sectores: “En China, en todos los hoteles hay robots que hacen el delivery interno de servicio al cuarto. No perdés tiempo con cosas que se pueden delegar”.
Esta lógica podría trasladarse al ámbito de las Estaciones de Servicio, donde los robots podrían encargarse de tareas repetitivas y permitir que el personal se enfoque en actividades de mayor valor agregado.
Otra posibilidad es la incorporación de robots en las tiendas de conveniencia. “En una estación, lo importante es vender y despejar la caja. Si un robot hace el café o va a buscar una gaseosa a la heladera, se puede mejorar la experiencia del cliente”, sostiene.
DESAFÍOS REGULATORIOS, CULTURALES Y ECONÓMICOS
Uno de los principales obstáculos para la llegada de la robótica a las Estaciones de Servicio en Argentina es la normativa vigente.
A diferencia de China, donde las regulaciones son más flexibles, en Argentina se imponen restricciones que limitan el uso de tecnologías innovadoras, incluso en aspectos cotidianos: “Allá se puede usar el celular en la playa de carga sin problemas, cuando acá está prohibido”, precisa Viegas.
A esto se suma una barrera cultural. Mientras que en Asia se prioriza la eficiencia operativa, en Argentina aún existe resistencia al reemplazo de tareas manuales por automatización.
“En general, en Latinoamérica, todo lo que es automatización se ve como una amenaza al trabajo y se prefiere la relación humana”, asegura el investigador, quien a través de su compañía ya ofrece a BOTY, un robot con bandejas que transporta pedidos e interactúa con las personas.
En su experiencia, este rechazo se hace evidente en la reacción de los empleados al conocer nuevas tecnologías y comenta que cuando dan a conocer este robot a un nuevo cliente o a través de las redes sociales, los comentarios dicen “nos van a echar”, cuando en realidad la idea es que sea una ayuda.
Este enfoque contrasta con el de Asia, donde la robotización se percibe como una herramienta para mejorar la eficiencia sin eliminar el factor humano.
“Ellos buscan la eficiencia y dedicarle el tiempo productivo humano a algo que dé valor. Prefieren que una persona esté buscando un cliente, haciendo contacto y buenas relaciones en lugar de realizar tareas mecánicas”, explica Viegas.
En este sentido, considera que el proceso de aceptación será gradual y requerirá un profundo cambio en la mentalidad.
El tercer desafío es el costo. “El robot más barato en China cuesta unos 16.000 dólares. Puesto en Argentina, con transporte, impuestos y aranceles, no baja de 26.000 o 30.000 dólares”, detalla el co-fundador de dticenter, y añade que para una empresa grande la inversión puede ser viable, pero para una PyME el desembolso es considerable y debe evaluarse en términos de amortización y retorno.
Si bien los desafíos son importantes, la automatización es un camino sin retorno. “Esto va a invadir todo. Hoy es incipiente en Argentina, pero en el mundo ya se está implementando hace décadas y más pronto que tarde tendremos que aceptarlo y aprovechar de sus beneficios”, concluye Viegas.
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