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El auge del uso de motocicletas en el país, impulsado por los precios de los combustibles el bajo costo de mantenimiento, transformó el panorama de las Estaciones de Servicio. Los playeros deben atender cientos por turno y extremar los cuidados para evitar accidentes, en medio de normativas locales difíciles de aplicar.
En los últimos años, un fenómeno silencioso pero contundente irrumpió en las Estaciones de Servicio de todo el país: la multiplicación de motocicletas. Según un sondeo realizado por Surtidores, en promedio se atienden entre 200 y 250 motos por turno, lo que significa más de 700 motociclistas por jornada.
Este cambio en los hábitos de movilidad trajo aparejados nuevos desafíos operativos y de seguridad para los estacioneros. Al respecto, la licenciada Silvana Castiglione, especialista en Higiene y Seguridad de la consultora DURAMADRE, explicó que la atención a motos requiere otro tipo de control y atención a los detalles, porque si bien parece una operación sencilla, hay factores de riesgo que no están presentes en los autos. “El conductor debe frenar en el sentido de la flecha de la isla, esperar en la fila como un auto más y nunca ponerse de costado. Es obligatorio que se baje de la moto, coloque la pata para que quede firme y, bajo ningún concepto, la deje cargando sola. Además, el vendedor tiene que permanecer allí durante todo el proceso”, indicó la especialista.

Desde la Estación de Servicio El Cruce de San Luis destacaron que el ticket promedio de quienes cargan nafta en moto ronda los 1.800 pesos, lo que muestra el bajo volumen de venta por operación. “Podemos atender cientos de motos en una jornada, pero en litros vendidos no se traduce en una ganancia significativa”, explicaron desde el establecimiento.
A esta situación se suma otra preocupación: las ordenanzas municipales que obligan a no despachar combustible si el motociclista o su acompañante no tienen casco. Si bien la medida apunta a la prevención y la seguridad vial, en la práctica su cumplimiento es difícil.
En muchas localidades del interior, alejados de las grandes ciudades, llegan familias enteras montadas en un ciclomotor —matrimonios con un hijo, a veces dos o tres—, y el empleado enfrenta un punto límite. No puede negarles la carga, pero tampoco tiene autoridad para hacer cumplir la norma.

Sobre este punto, el presidente de la Federación de Entidades de Combustibles, Juan Carlos Basílico, sostuvo que “los playeros no pueden ejercer el poder de policía. Nos piden que controlemos el uso del casco, pero nuestra responsabilidad es otra: garantizar una carga segura, sin poner en riesgo a nadie”.
Para finalizar, Castiglione dijo que el crecimiento del parque de motos refleja, en parte, la pérdida del poder adquisitivo de la población, pero también la necesidad de revisar protocolos y regulaciones en un escenario que cambió por completo.
Una verdadera lástima que las gerencias a cargo del tema GNC pertenecientes a las petroleras no advierten este fenómeno del crecimiento exponencial de las motos como medio de transporte.
Nada peor para una empresa que vende combustibles líquidos, que la inacción ante eventos como el recién mencionado. Una moto 110cc consume 4 veces menos que el vehículo automotor.
Si cualquier petrolera tomara al toro por las astas, con muy poca inversión en publicidad y gestiones con el gobierno, podría posicionar al GNC como una alternativa mucho más conveniente, para por ejemplo una familia de clase media, que una moto con una tasa de siniestralidad exorbitante (más aún cuando se trasladan uno o dos niños).
El retorno para la petrolera sería casi inmediato con un crecimiento considerable en las alicaídas ventas de GNC.
Como he dicho en otras oportunidades, este país no puede jactarse de ser un país gasero, si no se toma al GNC muy pero muy en serio.
Ya tenemos al “Ing. Horacio Marín 4×4”, pero necesitamos agregarle al “Ing. Horacio Marín full GNC” (con todo respeto).
Apuntemos a un país con 40.000 conversiones mensuales al GNC (hoy 4.000), en vez de 50.000 motos mensuales que entran al mercado.
Ing. Marcelo Fernández
260-4682030.
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