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La Federación de Expendedores del Interior presentó un informe al ente regulador donde expone las distorsiones generadas por la fórmula vigente, en un contexto de declinación de la producción en el NOA y mayor dependencia del gas neuquino. Señalan que la situación encarece los costos del GNC y pone en riesgo la competitividad de las estaciones.
La discusión sobre la actualización del “mix de cuencas” volvió a ganar centralidad en el sector energético. Esta vez, la advertencia llegó desde la Federación de Expendedores de Combustibles del Interior, que llevó su planteo al Ente Nacional Regulador del Gas para reclamar una urgente revisión de la fórmula que define el precio del gas en boca de pozo que pagan usuarios residenciales, comercios, industrias y Estaciones de Servicio de GNC.
Según la entidad, la situación actual perjudica de manera directa a los expendedores del interior, especialmente a los ubicados en provincias del centro y norte del país, donde el esquema tarifario aún se basa en un mix que asigna porcentajes ficticios de suministro desde la Cuenca del Noroeste Argentino. El problema es que esa región, que durante décadas fue un pilar del abastecimiento nacional, hoy se encuentra en franca declinación y apenas aporta entre 2,5 y 3 millones de metros cúbicos diarios, menos del 2 por ciento de la producción total.

“Estamos pagando un gas más caro del que efectivamente recibimos, y eso repercute en toda la cadena: desde el precio que pagan los automovilistas en las estaciones de GNC, hasta los costos que enfrentan las industrias y comercios del norte argentino”, explicaron desde FAENI.
El mecanismo de mix de cuencas fue diseñado a fines de los años noventa como una herramienta para repartir de forma equitativa los costos de producción de las distintas regiones gasíferas. Sin embargo, más de dos décadas después, el mapa energético cambió por completo. Hoy la Cuenca Neuquina, impulsada por el desarrollo de Vaca Muerta, concentra más del 70 por ciento de la producción nacional, mientras que el NOA se convirtió en un actor marginal. Aun así, distribuidoras como Gasnor continúan facturando como si el 100 por ciento de su gas proviniera del NOA; en el caso de Distribuidora Centro, la proporción asignada sigue siendo 75 por ciento NOA y 25 por ciento Neuquina, y en la del Litoral, 49 por ciento NOA y 48 por ciento Neuquina.
La consecuencia es clara: los usuarios de esas regiones terminan pagando tarifas más altas por un gas que en realidad llega desde Neuquén. Para FAENI, esta distorsión genera una “competencia desigual” con respecto a Buenos Aires y la región centro, donde el costo del recurso es sensiblemente menor. Las Estaciones de Servicio del interior denuncian que sus costos se incrementan hasta en un 20 por ciento por esta fórmula obsoleta, lo que no solo reduce su margen de rentabilidad, sino que también golpea al consumidor final.
En provincias como Santa Fe, Córdoba y Entre Ríos, donde el parque automotor a GNC es masivo, el problema se vuelve crítico. “El mix de cuencas vigente encarece artificialmente el GNC y atenta contra la competitividad del combustible alternativo más usado del país”, señalaron desde FAENI.
El reclamo fue trasladado también al ministro de Desarrollo Productivo de Santa Fe, Gustavo Puccini, quien a su vez elevó la preocupación al Gobierno Nacional. “Hoy ya no se importa desde Bolivia y todo el gas que llega a la provincia de Santa Fe es de producción nacional. Por eso exigimos que se reduzca el precio, para que también bajen los costos del sector productivo. En este punto estamos plenamente alineados con lo que nos vino a plantear FAENI”, afirmó el funcionario.

La situación se complejiza aún más por la reducción de las importaciones de gas boliviano, que históricamente abastecían a gran parte del NOA. Para suplir ese déficit, el Gobierno avanza con la reversión del Gasoducto Norte, que permitirá transportar gas desde la Cuenca Neuquina hacia las provincias del norte. Se trata de una obra estratégica que garantizará el suministro, pero que al mismo tiempo pone en evidencia la necesidad de revisar el marco regulatorio. Una vez que el flujo físico de gas se invierta, no tendrá sentido mantener contratos y esquemas de facturación que asignan porcentajes irreales de suministro desde el NOA.
FAENI acompañó su presentación al ENARGAS con una serie de propuestas concretas: actualizar el mix de cuencas para que refleje el origen real del gas que reciben las distribuidoras, avanzar hacia un sistema entry-exit con tarifas diferenciadas por ingreso y egreso que transparenten los costos de transporte, renegociar contratos obsoletos con cláusulas de flexibilidad y revisión periódica, establecer mecanismos de compensación para las regiones más alejadas que hoy cargan con mayores costos logísticos y modernizar el marco regulatorio para que acompañe la dinámica de la matriz gasífera y garantice equidad federal.
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