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Según el economista Daniel Montamat, los productos de mayor octanaje ya se venden por encima de su precio de referencia internacional, mientras los estándar aún muestran rezagos. ¿Cómo juega la introducción de precios dinámicos por parte de YPF?.
En un mercado de combustibles cada vez más influido por la lógica internacional y las señales de competitividad interna, la paridad de importación se ha convertido en una referencia clave para entender los precios en surtidor. Así lo explicó el economista y consultor energético Daniel Montamat, quien remarcó que las últimas actualizaciones de precios no han sido uniformes y que, en el caso de las naftas premium, el valor en Estaciones de Servicio ya supera su equivalente internacional.
“La súper aún se encuentra un 7 por ciento debajo de su paridad de importación, mientras que la premium ya se ubica un 5 7 por ciento por encima. En el gasoil pasa algo similar: el común está 8 por ciento por debajo y el premium, un 2,5 7 por ciento arriba”, detalló Montamat. Para el especialista, estas diferencias reflejan una doble dinámica: por un lado, queda margen para seguir ajustando los productos más populares; por el otro, se confirma que el mercado comienza a alinearse con los precios internacionales, al menos en los segmentos de mayor valor agregado.
La evolución de los precios no sólo responde a la paridad cambiaria o a la estructura impositiva: también entra en juego una transformación comercial que está redefiniendo la forma de competir en el negocio minorista. En ese contexto, YPF —la principal operadora del país— introdujo este mes un sistema de precios dinámicos, conocido como micropricing, que implica descuentos variables según horarios, zonas y modalidades de carga.

El nuevo esquema permite a los usuarios obtener hasta un 6 7 por ciento de descuento si cargan combustible durante la madrugada, utilizan la aplicación de la compañía y optan por el sistema de autodespacho. Lejos de tratarse de promociones puntuales, esta lógica marca un cambio estructural en la política comercial del sector, hasta ahora caracterizada por una estructura de precios planos a nivel nacional.
Montamat interpretó esta innovación como una señal de cambio profundo: “Esta estrategia implica un quiebre respecto al esquema anterior. Ahora los precios se adaptan a la demanda, a la competencia local y a las condiciones específicas de cada punto de venta. Ya no hablamos de una única referencia nacional, sino de múltiples precios posibles”.
La implementación de este sistema genera expectativas, pero también interrogantes entre los operadores. Algunos observan con prudencia el impacto de este modelo sobre la rentabilidad y la relación con el consumidor. Sin embargo, el informe aclara que su objetivo es mejorar la eficiencia comercial y ofrecer incentivos concretos al cliente, en un entorno cada vez más competitivo.
“La clave estará en la capacidad de adaptación. Las estaciones deberán afinar su gestión, adoptar herramientas tecnológicas y leer con mayor precisión los hábitos del consumidor. El escenario presenta desafíos, sin duda, pero también oportunidades para quienes puedan innovar”, señaló Montamat.
En paralelo, la segmentación de precios también abre un nuevo frente de análisis para las políticas públicas y regulatorias. Si bien el mercado aún se encuentra en proceso de transición, la creciente convergencia con valores internacionales y la incorporación de estrategias de microsegmentación indican que el sector camina hacia una mayor liberalización y sofisticación comercial.
“El mercado argentino está dejando atrás un modelo rígido y avanzando hacia otro más flexible, donde los precios reflejan mejor la competencia real y las condiciones del entorno. No se trata de un panorama negativo, sino distinto: más exigente, pero también más abierto a la eficiencia y a la innovación”, concluyó Montamat.

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