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Reclaman la actualización de los procedimientos. Advierten que algunas exigencias resultan poco coherentes con la nueva realidad del sector.
La reactivación de los operativos de control de calidad de combustibles en las Estaciones de Servicio de todo el país por parte de la Secretaría de Energía -tras un año sin realizarse por falta de presupuesto-, volvió a poner en el centro del debate los métodos y exigencias que enfrentan los operadores para cumplir con las normativas vigentes. En especial, los expendedores cuestionan la carga que implica el uso de marcadores químicos y reactivos, destinados a verificar la trazabilidad del producto.
Estos controles, ejecutados por organismos técnicos a instancias del Gobierno nacional, obligan a aplicar un sistema que garantice que los productos comercializados no provengan de zonas beneficiadas con tratamientos impositivos especiales. Si bien el objetivo es prevenir fraudes fiscales, desde las cámaras empresarias advierten que muchas de las exigencias actuales no se ajustan a la lógica del mercado moderno ni a la realidad tecnológica con la que hoy cuenta el sistema de abastecimiento.

Ángel Luis Bigatti, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Formosa, fue una de las voces que volvió a encender la discusión. En declaraciones a surtidores.com.ar, adelantó que los estacioneros de su provincia analizan elevar un pedido formal a las autoridades nacionales para revisar el enfoque de los procedimientos.
“La exigencia de controlar la trazabilidad del combustible en las estaciones de bandera es contradictoria”, señaló el dirigente. Y argumentó: “Si las petroleras ya envían el producto precintado desde origen, no tiene lógica que el estacionero afronte el costo, cuando es una responsabilidad que recae sobre la empresa proveedora”.
En la práctica, las Estaciones de Servicio deben realizar análisis químicos para certificar que los combustibles no sean derivados de zonas exentas de impuestos, incluso cuando estos productos han sido transportados bajo monitoreo satelital y precintado desde la refinería. Para los expendedores, este tipo de control representa una carga innecesaria y anacrónica, considerando los mecanismos de trazabilidad digital que ya están disponibles y son utilizados por las compañías del sector.
Bigatti subrayó que no se trata de una negativa a los controles, sino de una necesidad de revisión: “Creemos que es momento de adaptar estos métodos a los tiempos que corren. Muchas de estas exigencias han perdido sentido frente a los avances tecnológicos y generan obligaciones que ya no se justifican”.
El reclamo no es nuevo. Desde hace varios años, las cámaras que agrupan a los operadores vienen planteando la necesidad de una modernización normativa, especialmente en lo que refiere a los procedimientos técnicos de control. Según explican, muchos de estos procesos fueron diseñados hace más de dos décadas, cuando el monitoreo digital, la trazabilidad automatizada y el transporte inteligente aún no formaban parte de la dinámica cotidiana de la cadena de distribución.
La discusión ahora parece reactivarse, en un momento donde el sector busca ganar eficiencia y reducir costos en medio de un mercado que atraviesa cambios estructurales. Para los estacioneros, la actualización de los protocolos no sólo sería una medida de alivio económico, sino también una forma de hacer más racional y efectiva la fiscalización del sistema.
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