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La creciente expansión de casos delictivos está obligando a los estacioneros a implementar medidas propias de autodefensa, mientras las cámaras y federaciones del sector trabajan en la creación de protocolos institucionales para frenar este flagelo.
Con la particularidad de operar las 24 horas y en zonas muchas veces alejadas o con baja circulación policial, las Estaciones de Servicio se convirtieron en blanco fácil para los delincuentes. Si bien la modalidad delictiva varía según la región, los ataques de motochorros son, según testimonios coincidentes, la amenaza más difícil de controlar.
“Con respecto a la inseguridad que afecta a las estaciones de todo el país, la situación es dispar, pero el problema existe en todos lados. Hay lugares más complicados que otros, pero todos estamos expuestos“, expresó a surtidores.com.ar Pedro Llorvandi, dirigente de la Cámara de Estaciones de Servicio de Santiago del Estero e integrante de CECHA.

Frente a este escenario, muchos estacioneros optaron por medidas drásticas: a partir de las 22 horas, el pago en efectivo queda prohibido en numerosos puntos de venta, dando lugar exclusivamente a operaciones con tarjeta o billeteras virtuales. “Esto hace que el flujo de dinero en las estaciones caiga fuertemente y, al no tener efectivo, se reduce el atractivo para los delincuentes“, explicó Llorvandi.
Pero en algunas zonas, la respuesta fue más radical: restringir el expendio de combustible a motocicletas en horarios nocturnos. Desde las 10 de la noche hasta las 6 de la mañana, no se cargan motos, entendiendo que muchas veces es este el medio de transporte elegido para cometer robos relámpago. “Es una decisión que algunos colegas adoptaron para proteger a sus empleados. Cada dueño evalúa su situación y actúa según el nivel de riesgo”, agregó el dirigente.
Por su parte, desde las entidades que agrupan a los expendedores, se intensificaron los contactos con autoridades nacionales y provinciales para gestionar un protocolo de seguridad unificado que permita estandarizar respuestas frente a los ataques.
“Hoy más que nunca, proteger al empleado es una prioridad. La Estación de Servicio tiene que seguir siendo un lugar seguro para todos: para quienes trabajan y para quienes cargan combustible“, concluyó Llorvandi, reflejando la urgencia de una problemática que, lejos de ceder, parece profundizarse día a día.
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