El aumento de precio de las naftas redujo la remuneración de los playeros

Hasta hace poco tiempo atrás los playeros de las estaciones de servicio gozaban de un beneficio no remunerativo pero sustancial en su bolsillo. Se trata de las propinas por las prestaciones accesorias que le brindan al automovilista o el saldo que restaba del cambio justo cuando llenaban el tanque.

El aumento de los precios de combustibles, de hasta más de un 40 por ciento solo este año, derrumbó gran parte de esa recaudación implícita. Gracias el escalamiento de las pizarras la carga promedio pasó a ser de 100 pesos; además la mayoría llega con los billetes contados recortando de este modo un adicional que hasta algunos meses atrás  representaba hasta un 15 por ciento del salario mensual.

“Muchos nos agradecen que les ofrezcamos limpiarles el vidrio pero lo hacen por su cuenta para evitar darnos unas monedas” señala el empleado de una importante boca de expendio. “Son muy pocos los que dejan una gratificación”, lamenta.

Por esta situación muchos operarios piden despachar GNC. Es que al ser carga completa siempre sobran algunos pesos que al final del día pasan a engrosar la billetera del playero. “Con el gas se hace una diferencia que con las naftas no, además no hay que estar tan atentos a los servicios adicionales”, explicó el trabajador.

No obstante y más allá de no ser explícitamente reconocida en los haberes, las propinas  son un beneficio integrativo de la remuneración para la base del cálculo de las indemnizaciones, pues la percepción de las mismas es una modalidad típica en los empleados, por su contacto permanente con automovilistas.

Así lo hizo saber la Justicia en el fallo “Nardone Carolina Paola c/ Y.P.F. S.A. y otro s/ despido”, donde se recordó que “la propina es una forma de pago que consiste en la oportunidad de obtener beneficios o ganancias a propósito y con motivo del trabajo del dependiente, y la ley indica sólo dos condiciones que deben reunir para ser aceptadas como partes integrantes de la remuneración: que tengan carácter habitual y que no estén prohibidas (art. 113  de la L.C.T.)“.