En la actualidad se están convirtiendo a GNC entre 17 y 18 mil vehículos por mes, valores muy superiores a los de años anteriores ¿A qué se debe este crecimiento? En principio, es consecuencia del alza de los precios de los combustibles líquidos. Cargar GNC cuesta un tercio que la nafta súper, que en gran parte del país ya se encuentra a 14 pesos el litro. También cabe destacar el desarrollo tecnológico alcanzado, ya que estimuló a los rodados más modernos a usar gas.

Sin embargo, este buen pasar se ve amenazado por la falta de dólares en la economía, lo que llevó a las autoridades a restringir las compras de cualquier producto al exterior. Es que si bien para armar un sistema de inyección, de acuerdo a Hugo Lamy, presidente de la Cámara Argentina de Productores de Equipos de Gas (CAPEC) “se utiliza apenas un 15 por ciento de insumos importados”, lo cierto es que son imprescindibles para terminar el proceso.

“Hay algunos inconvenientes de suministro de cilindros y de otras partes. De no regularizarse la situación en 30 días hay empresas que ya nos avisaron que se van a quedar sin stock”, alerta el directivo.

Mientras tanto, se están haciendo las gestiones pertinentes ante la Secretaría de Comercio para que autorice la entrada de los componentes. “No son fáciles de producirlos en el país; son de última tecnología y la posibilidad de sustituirlos implica un proceso que llevaría mucho tiempo y planificación”, explica el dirigente.

Por otra parte, Lamy destacó el cumplimiento de los actores que participan del sector, respecto del programa que elaboró el Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) que se propone garantizar que todos los sistemas de GNC atraviesen la cadena de valor a través de firmas autorizadas.

Desde el 15 de septiembre todos los eslabones que participan en el mercado se vieron obligados a informar a las autoridades sobre las operaciones de compra y venta de los kits de conversión, medida que apunta a terminar con las colocaciones en el mercado informal.