Expendedores de GNC porteños advierten que el mercado evolucionó en perjuicio de la rentabilidad

Los operadores que ofrecen Gas Natural Comprimido en Capital Federal y Gran Buenos Aires admiten que no tienen el mismo entusiasmo que a principios de la década del 2000, cuando las conversiones de vehículos pegaron el salto y despachaban aproximadamente 200.000 metros cúbicos mensuales.

Manuel García, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) asegura que en la actualidad el promedio por puesto de venta se ubica en torno a 80.000 metros cúbicos. “Así no cierran los números”, alertó en dialogo con surtidores.com.ar.

Es que por los bajos márgenes de ganancia que arrojan los combustibles líquidos el grueso de los expendedores incorporó surtidores de gas, a la espera de mayores beneficios. Según la Secretaría de Energía hay en nuestro país casi 2000 puestos de carga de GNC.

De todas maneras, García aclara que este no es el único inconveniente que presenta la actividad. “Las estaciones de Capital y Buenos Aires quedamos retrasadas en los precios; estamos en $2,80 el metro, muy por debajo de otras provincias”. En Santa Fe va desde $3,20 hasta $4; en Salta incluso supera esta cifra.

En su opinión para que el negocio funcione en óptimas condiciones un establecimiento tendría que vender 100.000 m3 al mes a $3,50. “Recién ahí la ecuación va a resultar positiva”, sostiene.

De todas maneras, García reconoce que “las perspectivas de la industria son buenas por el auge de las transformaciones de autos”. Según indican desde la Cámara Argentina de Productores de Equipos Completos de Gas y Afines (CAPEC) el ritmo de colocaciones de equipos ronda las 15.000 unidades mensuales.

Proponen regular el mercado:

La brecha de precios del GNC despertó reacciones en el oficialismo. Días atrás, José Vilariño, Diputado del Frente para la Victoria, ingresó un proyecto reclamando al Poder Ejecutivo que corrija la distorsión con el interior del país.

García plantea que en realidad deben adecuarse los valores en los comercios porteños, más que nivelar para abajo, como pretenden sectores del Gobierno.