A Europa
Su almacenamiento y distribución de manera similar a los combustibles fósiles, facilitará la integración a la infraestructura existente.
El desarrollo de e-combustibles en Uruguay, a través del proyecto de una empresa norteamericana en Paysandú, representa un avance significativo hacia una producción más sostenible, y aunque el país aún está en las etapas iniciales de esta industria, la iniciativa está diseñada principalmente para exportar productos limpios a Europa, donde la demanda por soluciones energéticas está en aumento.
PRODUCCIÓN DE E-COMBUSTIBLES
Utilizando un proceso que captura el dióxido de carbono (CO₂) de las emisiones industriales, la compañía especializada planea convertirlo en combustibles líquidos o gaseosos.
Este proceso, conocido como la reacción de Fischer-Tropsch, permite transformar el hidrógeno y el CO₂ en hidrocarburos, como gasolina o diésel sintético.
PARTICIPACIÓN DE ANCAP
Aunque estaba previsto en el acuerdo firmado 30 días atrás, el Gobierno uruguayo decidió no asociarse directamente en el proyecto, aunque ANCAP jugará un papel crucial al proporcionar 150.000 toneladas de CO₂ capturadas de sus chimeneas en Paysandú, lo que representa un componente esencial para la producción de e-combustibles.
CAPACIDAD DE ALMACENAMIENTO
Se proyecta que la planta de Paysandú pueda producir hasta 700.000 toneladas de e-combustibles al año, lo que requerirá el reciclaje de 900.000 toneladas de CO₂. Este enfoque no solo ayudará a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, sino que también permite almacenar y distribuir e-combustibles de manera similar a los fósiles, facilitando su integración en la infraestructura existente.
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ALTA INVERSIÓN
La inversión total en este proyecto se estima en unos 6.000 millones de dólares, lo que refleja la magnitud y la importancia estratégica del mismo para el desarrollo de la industria energética en Uruguay.
La capacidad de capturar y reutilizar el CO₂ proveniente de la planta de ANCAP en Paysandú, así como la posibilidad de almacenarlo, son aspectos que podrían posicionar a Uruguay como un jugador clave en la transición energética mundial, así como potenciar la exportación de los e-combustibles a Europa, donde la demanda es cada día mayor.
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