Reportaje exclusivo
Actualmente sólo el 30 por ciento de la rentabilidad de las expendedoras de ese país pasa por los despachos de gasoil y nafta. Además, se les suma el desafío de la llegada de los vehículos eléctricos y el hidrógeno. Jorge de Benito, presidente de la Federación de estacioneros cuenta como el sector se adaptó a los cambios.
“En los últimos 20 años el sector de la distribución minorista ha dado un giro de 180 grados. Pero es que en los próximos cinco años los cambios van a ser aún más profundos y mucho más rápidos”, con estas palabras el titular de la Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES), Jorge De Benito, caracteriza el pasado reciente y el futuro cercano para las expendedoras de ese país.
En una entrevista exclusiva para surtidores.com.ar, el dirigente habla del desafío de la llegada de los vehículos eléctricos –“si queremos ofrecer esta opción a los automovilistas hemos de invertir unas cantidades muy importantes que, a fecha de hoy, no tienen retorno”, dice- y de las características presentes del negocio estacionero, que sin dudas serán las del futuro próximo de Argentina
De Benito asegura que solo el 30 por ciento de la rentabilidad de las bocas de expendio la ocupa el despacho de naftas y gasoil. El 70 por ciento restante tiene que ver con la venta en las Tiendas de Conveniencia.
¿A partir de qué momento las Estaciones de Servicio de España empezaron a registrar que las ventas de combustibles significaron sólo el 30 por ciento de su rentabilidad y a qué se debió ese fenómeno?
No es sencillo establecer un punto de inflexión a partir del cual se produjera ese cambio de tendencia, pero probablemente el proceso dio comienzo con la extinción del monopolio de carburantes, a principios de la década de los 90 del siglo pasado.
Paulatinamente, se ha ido agudizando esa tendencia de pérdida de peso específico del combustible en la cuenta de explotación de las Estaciones de Servicio españolas, que para poder mantener su rentabilidad han ido incorporando poco a poco todo un universo de productos y servicios para el automovilista.
En España utilizamos el dicho “hacer de la necesidad virtud” cuando alguien afronta una amenaza y es capaz de convertirla en oportunidad. E incluso en fortaleza, con el paso del tiempo. Pues eso es lo que hemos hecho las Estaciones de Servicio españolas. No tuvimos más remedio que reconvertirnos si queríamos seguir siendo productivos y pasamos a ofrecer un amplísimo abanico de productos y servicios.
Los gasolineros de ayer se han convertido hoy en “golosineros” que venden de todo: desde carbón para barbacoas hasta protector solar, pasando por productos de parafarmacia, pizzas congeladas, pan recién hecho, alcohol, tabaco, frutas y verduras frescas, huevos, lubricantes de motor, accesorios para el automóvil, café, bollos, prensa, libros, cargadores de teléfono móvil y un interminable etcétera de referencias. Y golosinas, por supuesto.
En el marco de la reconversión, vemos que en España, y Europa en general, están llegando los vehículos eléctricos. ¿Está nueva tecnología qué desafíos genera para los estacioneros españoles y cómo deberán integrarse?
La Confederación Española de Empresarios de Estaciones de Servicio (CEEES) es muy consciente de la responsabilidad que nuestro sector tiene a la hora de minimizar el impacto que nuestra actividad tiene en nuestro entorno. De hecho, hemos firmado el “Compromiso empresarial para una transición justa y empleos verdes dignos”, impulsado por la ONU y auspiciado por el Gobierno de España.
Además, muchas de nuestras Estaciones de Servicio ya cuentan con puntos de recarga para vehículos eléctricos, a pesar de que estas instalaciones están aún muy lejos de ser rentables. El desafío es claro: si queremos ofrecer esta opción a los automovilistas hemos de invertir unas cantidades muy importantes que, a fecha de hoy, no tienen retorno.
No hay demanda suficiente, por lo que entendemos que, del mismo modo que la Administración –Gobierno- incentiva la compra de vehículos eléctricos debería apoyarnos en la instalación de los puntos de recarga necesarios para su circulación. Sin embargo, diversos borradores del proyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética que actualmente se tramita en las Cortes prevén la instalación obligatoria de puntos de recarga para vehículos eléctricos en las Estaciones de Servicio.
No nos oponemos al avance hacia una economía baja en carbono, pero pedimos al Gobierno neutralidad tecnológica para que sea el mercado el que determine cuál es la opción más adecuada para cada tipo de movilidad. El metano –gas-, en sus diferentes formas, se empleará en el transporte ligero y pesado; la electromovilidad tendrá su papel, especialmente en las ciudades; e incluso el hidrógeno tendrá mucho que decir para alimentar vehículos de pila de combustible.
Y, por supuesto, no podemos olvidarnos de los derivados del petróleo, que aún tendrán un papel protagonista en los próximos años. El propio Gobierno ha declarado la emergencia climática. Si es así, cualquier gramo de CO2 evitado a la atmósfera debe ser bienvenido, empezando por una profunda renovación del parque automovilístico por vehículos más nuevos y, por tanto, mucho menos contaminantes.
¿Qué características y desafíos creen que tendrán las Estaciones de Servicio en la década que ha iniciado y qué rol jugarán?
En los últimos 20 años el sector de la distribución minorista ha dado un giro de 180 grados. Pero es que en los próximos cinco años los cambios van a ser aún más profundos y mucho más rápidos.
La pandemia ha actuado como un acelerador de las tendencias que ya se intuían en el horizonte. Las Estaciones de Servicio tenemos que protagonizar una profunda transformación energética y digital. Hemos de incorporar nuevas fuentes de energía alternativas en nuestras instalaciones y tenemos que aplicar a nuestros negocios las herramientas que la tecnología pone a nuestra disposición (Business Inteligence, Big Data, apps de pago, etc.).
Hay actores muy poderosos que quieren dejarnos en fuera de juego, así que tenemos que estar muy atentos para detectar el momento en el que se adelante la defensa y ganar la espalda a nuestros adversarios, si se me permite el símil futbolístico. Hemos de ser audaces y ambiciosos, pero tenemos que mantener los pies en el suelo, pues la situación económica de nuestros asociados es ciertamente compleja. Queremos tener el paso corto y la mirada larga.
En Argentina hay todo un debate sobre permitir el autoservicio en las Estaciones de Servicio, que hoy está prohibido. ¿Cómo se transitó ese tema en España y en qué instancias se encuentran?
Nuestra normativa para la implantación de una Estación de Servicio es muy extensa, cerca de 70 normas entre regionales y nacionales, algunas de ellas son de imposible cumplimiento por parte de una gasolinera desatendida, llevamos años defendiendo esta postura como nuestra, pero la Administración no sólo no escucha sino que preconiza ese modelo de negocio.
Nos encontramos en una situación en la cual nuestras ubicaciones y nuestras instalaciones son muy superiores a la de una gasolinera desatendida. Sea como fuere, competir en desigualdad de condiciones es lo mismo que jugar con alguien que tiene las cartas marcadas. Es una situación difícil que tarde o temprano habrá que resolver. En cualquier caso, desde CEEES tenemos claro que sea como sea seremos los garantes de la movilidad en España.
La COVID-19 nos ha dejado muchas enseñanzas; la principal es que la historia debe ser recordada siempre, quien no conoce su historia está condenado a repetirla. Así que cualquier cuestión que suceda a partir de ahora no será nuestra responsabilidad, será únicamente responsabilidad de aquellos órganos de la Administración que han estado preconizando el modelo desatendido en los últimos años.
¿Cree que la llegada de los vehículos eléctricos viene indefectiblemente de la mano con el autoservicio?
Si ése es el camino, la seguridad industrial se verá mermada de una forma importante, no debemos descartar ningún escenario en el que sigamos cumpliendo nuestra misión, que es ser garantes de la movilidad.
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