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El exsecretario de Energía de la Nación Jorge Lapeña, analizó si también se podría dar una situación similar en la actividad hidrocarburífera y estacionera.
A principios de semana, se conoció públicamente que Enel, empresa multinacional con presencia en Argentina, ya no considera al país como parte de su estrategia en la región y, por ende, puso a la venta todos sus activos en el territorio nacional.
Este hecho prendió las alarmas de varios sectores energéticos y abrió algunos interrogantes para el rubro hidrocarburífero: ¿Qué implica esta salida? ¿Se podría replicar una situación similar? Preguntas a las que surtidores.com.ar buscó darles respuestas en conversación con el exsecretario de Energía de la Nación, Jorge Lapeña.
“La salida de Enel, una compañía de gran nivel y reputación, es una muy mala señal para el país, porque la experiencia demuestra que, generalmente, los vacíos que las grandes empresas dejan cuando se van, son cubiertos por empresarios sin la debida experiencia o antecedentes, empeorando la calidad de los servicios. No esperemos que venga otra de la misma jerarquía porque no tolerará lo mismo, por lo que nos tendremos que acostumbrar a una menor calidad empresarial”, sostuvo.
“Algo hace mal Argentina, porque es un país de altísima inflación, riesgo y pauperización. Y con un Gobierno que no logra manejar su propia economía, que la convierte en riesgosa y que los consumidores tienen menos plata, al final terminan con esta noticia como la de la firma italiana”, agregó el exfuncionario.
¿Se puede dar en el sector petrolero/estacionero? lo consultó este medio. El especialista consideró que sí podría ocurrir en el futuro, pero fue más moderado en el tema y planteó que el rubro eléctrico (donde opera Enel) y el petrolero son distintos desde el punto de vista regulatorio y precios.
“La energía eléctrica tiene tarifas reguladas, que las hace el ente regulador estatal intervenido por los funcionarios políticos. Mientras que para el sector petrolero la gestión actual fue más benévola y tolerante, permitiéndole ajustes de precios a las empresas. Incluso diría que el Gobierno es más cuidadoso con las compañías petroleras, respecto a que los precios de los combustibles se incrementen”, manifestó Lapeña.
Y si bien la nafta y el gasoil tuvieron varios aumentos a lo largo de este año, las subas fueron variadas y aún están por detrás de la inflación, ya que mientras la nafta aumentó alrededor del 60 por ciento y el gasoil hizo lo propio en 80 puntos porcentuales, el índice anual acumulado del país superó el 76 por ciento, según los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC).
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