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En el sur del país la petrolera redujo a 60 centavos la diferencia de costo con YPF, lo que ha motivado a los consumidores a volcarse a sus locales, convencidos de que ofrece la mejor nafta del mercado. El éxito de una estrategia de marketing que logra capturar clientes Premium.
Hasta hace no más de dos años las petroleras sostenían que era conveniente retacear las entregas de combustible a los puntos de abastecimiento porque en teoría las operaciones no eran rentables como consecuencia del esquema de precios bajos y regulados.
Sin embargo, cuando YPF pasó a manos del Estado y las pizarras se dispararon para permitirle a la estatal hacer frente a su ambicioso proyecto de inversiones, el análisis de las gerencias se fue modificando en sintonía con el termómetro del surtidor.
Sin dudas, ya en 2013 el negocio en Argentina se tornó más tentador, por eso se entienden las ampliaciones en las refinerías que proyectan el grueso de las banderas radicadas en el país.
Un caso palpable de este cambio de tendencia es Shell, firma que en los últimos tiempos minimizó la brecha de valor con la compañía líder. Marcelo Pirri, presidente de la Cámara de Expendedores de Río Negro y Neuquén (CECNERN) asegura que en su zona de influencia la petrolera holandesa se posiciona apenas un 5 por ciento por encima de YPF.
El empresario indica que “las pocas estaciones de Shell que hay venden mucho”, principalmente las variedades de mayor calidad, requeridas por el parque automotor que salió a las calles en estos últimos años.
Respecto de los motivos que llevan a los usuarios a elegir esta marca Pirri plantea que “tiene que ver con el efecto publicitario que hizo la empresa; siempre existió la idea de que Shell es la mejor nafta del mercado, entonces los mecánicos y concesionarias asesoran a los clientes que carguen en sus locales, aunque sabemos que no es así”.
Pirri considera que la pureza de los combustibles no varía en las bocas de expendio, ya que las destilerías están obligadas a respetar normas establecidas por la Secretaría de Energía, como el tipo de aditivos permitidos, la cantidad de octanaje y potencia, entre otras especificaciones técnicas.
En definitiva, en el inconsciente de los automovilistas la relación costo-calidad termina siendo más atractiva en las estaciones de Shell, siempre y cuando la brecha con YPF sea mínima y con la ventaja de no hacer cola.
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