El negocio de los combustibles desconoce las leyes de mercado. En cualquier actividad en la que bajan las ventas se tiende a mantener o incluso a bajar los precios, sin embargo, en este caso, las petroleras continúan ajustando los surtidores a buen ritmo, incluso a sabiendas de que estas modificaciones pueden influir sobre el volumen que se comercializa a través de las bocas de expendio.

De acuerdo a datos de la Secretaría de Energía en mayo los expendios al público retrocedieron 7.4 por ciento respecto al mismo mes del año anterior, siendo el gasoil tradicional el más afectado, con una caída del 13.3 por ciento. Esta es la variedad que funciona como termómetro de la actividad industrial, ya que son los camiones los principales usuarios.

Le siguió  en la carrera descendente la nafta Premium con un 10.2 por ciento y el Euro Diésel con un 2.1 por ciento. Sólo la nafta súper creció en despachos, aunque apenas 1 por ciento.

En estas condiciones, Oscar Díaz, presidente de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA) evalúa un panorama complicado para las estaciones de servicio. “Están cayendo las ventas en todas las marcas”, sostiene.

El operador de YPF de Resistencia, Chaco, explica que los expendedores que trabajan bajo el sistema de compra-venta vienen reduciendo desde principios de año la bonificación, por la imposibilidad de trasladar las actualizaciones que efectúan los proveedores en el surtidor.

Como agregado, Díaz plantea que en julio los empleados perciben la segunda cuota de aumento salarial establecida en los convenios colectivos de trabajo, lo que va a reducir aún más la rentabilidad de las empresas. Se suma a los mayores gastos por efecto de la inflación.

Sólo los puestos de GNC están ahora esperando mayor nivel de actividad gracias al crecimiento de las conversiones de vehículos, tendencia que promete mayores consumos en los próximos meses. No por casualidad este segmento es el único que se expandió en los últimos tiempos.