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Mucho se ha hablado en los últimos días acerca del incremento del precio de los combustibles, y de su incidencia en el bolsillo del consumidor, en especial de los asalariados y gente de menores recursos. También se ha hecho referencia sobre su impacto en otros productos, particularmente los que integran la canasta familiar o de primera necesidad.
Casi todos los sectores manifiestan su preocupación cuando se produce alguna suba en el precio de los combustibles, y no son pocos los que pretenden que se congele o atenúe su valor en el surtidor como forma de contener la disparada de otros bienes y servicios.
Lo cierto es que muchas de las cosas que se dicen al respecto no se ajustan a la realidad.
En primer lugar, si observamos la evolución de la nafta súper en los últimos 15 años podemos ver que en 2001 costaba poco más de un peso, que en ese momento equivalía a un dólar. Actualmente también cuesta el equivalente a un dólar, con la salvedad de que el valor que hoy tiene la divisa extranjera no es el mismo que el que tenía hace 15 años.
En otras palabras, si se tuviera en cuenta la depreciación de la moneda estadounidense durante el período mencionado, deberíamos llegar a la conclusión de que, a valores constantes, el precio ha bajado.
En línea con lo expresado se puede advertir que el precio de los combustibles también ha tenido un comportamiento negativo con relación a los salarios. En efecto, de enero a diciembre de 2015 la nafta súper YPF en la ciudad de Buenos Aires subió un 15 por ciento. En enero de 2015 el litro de nafta súper costaba $11,31 y en diciembre de ese mismo año costaba 13,01. (Res. 1104/04 Secretaría de Energía).
Si se tiene en cuenta que durante 2015 todas las actividades negociaron incrementos en sus haberes superiores al 28 por ciento, surge que hoy cualquier trabajador que percibe un salario de convenio puede comprar con su sueldo más combustible que el que podía adquirir hace un año, aun incluyendo el aumento del 6 por ciento recientemente dispuesto.
Y si nos remontamos 10 años atrás, el período 2005/2015, vemos que el combustible subió un 600 por ciento, en tanto que en la mayoría de las actividades el aumento de los salarios ha duplicado dicho valor. El precio de la nafta súper YPF en la ciudad de Buenos Aires en enero de 2005 era de $1,89, y en enero de 2015 era de $11,31 (Res. 1104/04 Secretaría de Energía).
Esto no se debe a un crecimiento desmedido de los salarios sino a una baja del precio de los combustibles a valores constantes.
Con relación al impacto que el aumento de los combustibles puede tener sobre el costo de otros bienes y servicios, la verdad es que la incidencia es relativa, y en buena media se lo suele utilizar como excusa para justificar la escalada de otros bienes.
Si se lo compara con ciertos productos, incluso de la canasta familiar, el combustible es uno de los que menos ha subido de precio. En enero del año 2015 incluso experimentó una baja del 5 por ciento y sin embargo no tuvo ninguna repercusión en la cotización de otros artículos, que no solo no bajaron sino que siguieron subiendo como si nada.
Ello no significa desconocer la influencia que el combustible tiene en algunas actividades, como por ejemplo el transporte, pero en modo alguno tiene la trascendencia que muchas veces se le pretende asignar sobre los precios en general.
Otra frase que se repite constantemente es que en Argentina cuando sube el precio del petróleo, suben los combustibles, pero cuando el petróleo baja, estos no bajan.
Tal afirmación no se ajusta a la realidad. Durante el período 2004/2007 el precio del crudo se incrementó y sin embargo los combustibles en Argentina permanecieron prácticamente congelados. A su vez, cuando el petróleo bajó a partir del año 2014, el precio interno de los combustibles también bajó.
Y no solo me refiero a la baja dispuesta en enero del 2015, sino a la disminución real del precio a valores constantes, ya que desde diciembre de 2014 a diciembre de 2015 la nafta súper, por ejemplo, subió sólo un 9,24 por ciento, porcentaje que obviamente no se corresponde con el aumento general de precios y salarios durante el mismo período.
Hoy el precio de los combustibles está en un nivel razonable, y eso se ve reflejado en el mercado toda vez que el consumo no baja, e incluso existe cierta preferencia del consumidor hacia los productos premium.
OSCAR R. DIAZ
Secretario
CECHA
Y el valor internacional del crudo? Que participacion tenemos nosotros en producción como para jactarnos de definir el precio en función de coyuntura nacional unicamente como lo presenta quién redacta el artículo? Preocupante? puede ser; pero digamoslo como debe ser: El valor del combustible debería bajar con un barril asomandose a los USD 20; vs los USD 100 que supo cotizar; en los mercados que marcan tendencia y fijan precio al commodity. Luego, puede asumirse una relativa influencia en función de poíticas publicas nacionales, y contexto nacional actual.
Amigo Guillermo.. Tal vez vos no lo recuerdes pero hubo momentos en que el barril de petroleo en el exterior cotizaba arriba de los U$S150 y aca se habia fijado un tope de U$S42. y los precios de los combustibles tuvieron una relativa influencia en funcion de las politicas publicas nacionales de ese momento.(Periodo en donde cerraron alrededor de 1800 estaciones de el pais). Y nunca escuche a nadie decir.. afuera se paga a 150 y aca a 42.. deberiamos pagar mas por la nafta que estamos cargando..
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