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La disparada de los precios ocurrida durante los primeros seis meses del año modificó el hábito de los consumidores. Los datos oficiales -de reciente divulgación- sobre lo sucedido en este período, dejaron en claro que decide la elección por una marca y cual es el producto preferido de los automovilistas
Habría que remontarse a épocas de la hiperinflación para encontrar una situación similar a la ocurrida con los precios de los combustibles en los primeros seis meses del año. Hace tiempo que no se registraban aumentos de esta índole -más bien todo lo contrario-; la intención era pisarlos –vía Resoluciones de la Secretaría de Comercio – para que no alteren los índices que computan la variación del costo de vida.
Este cambio de estrategia, instaurado a partir de la necesidad de sostener la búsqueda del autoabastecimiento energético con lo recaudado de los surtidores, fue difícil de digerir. El 35 por ciento de ajuste, – 7 por ciento en enero, 6 en febrero, 6,1 en marzo, 5,4 en abril, 3,8 en mayo y 4 en julio-, modificó el hábito de los consumidores que abandonaron la preferencia por los productos exclusivos para volcarse a los tradicionales.
Según se desprende de un relevamiento efectuado por la Secretaría de Energía al que tuvo acceso surtidores.com.ar, durante los primeros seis meses del año la nafta súper fue el único derivado que mejoró su participación en la canasta de combustibles. Lo hizo en desmedro de la Premium que viene arrastrando caídas sucesivas cercanas al 10 por ciento tal como sucedió en junio respecto al mismo mes pero de 2013.
Es que la diferencia entra ambas, de hasta 2 pesos en algunas marcas, se convirtieron para los automovilistas en un buen motivo de elección. En definitiva, aseguran, el cambio resulta imperceptible en el andar pero se siente fuerte en el bolsillo.
Este argumento también fue el preferido para decidir en que estación de servicio cargar. Y obviamente, YPF que es la más barata, se llevó el grueso de los despachos siendo además la única que trepó en participación de mercado durante este período: su market share escaló del 56 al 58 por ciento en un contexto de retracción para el resto de las empresas.
La demanda al público de este ciclo totalizó un volumen de 7864 millones de litros, 98 menos que el anterior. La caída fue originada principalmente por el menor consumo de gasoil (- 6.4 por ciento) y de la nafta Premium (-0.7 por ciento). El diesel Ultra, en tanto, experimentó un buen repunte del 8 por ciento.
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