La remediación de suelo de las Estaciones de Servicio tiene un costo muy elevado a afrontar, principalmente en los casos donde no se dio la importancia necesaria a las medidas y análisis preventivos.

Uno de esos estudios es la determinación de pasivos ambientales, sobre todo cuando se compra, alquila o se cambia de bandera una boca de expendio, para conocer si ésta es (o no) una “bomba ecológica” y evitar posibles conflictos legales y gastos inesperados.

Federico Puntarelli, licenciado en Ciencias Ambientales y asesor de la Federación de Empresarios de Combustibles de la República Argentina (FECRA), dialogó con surtidores.com.ar y recomendó implementar dicho mecanismo antes de tomar la disposición final.

“Se torna fundamental para la toma de decisiones en todos los procesos de negocios, principalmente donde la legislación es fuerte, como el caso de CABA y la provincia de Buenos Aires, y así evitar una denuncia y una clausura preventiva por contaminación, además del gasto de la remediación”, sostuvo.

“Y si bien se puede volver hacia atrás judicialmente, porque las causas ambientales son de carácter responsabilidad solidaria, significa ir a juicio en vez de previamente ahorrarse un inconveniente con un estudio de pasivos ambientales. Por ende, más vale prevenir que remediar”, añadió.

De todos modos, reconoció que no es necesario frenar la actividad en las Estaciones de Servicio operativas, dado que los trabajos de campo se realizan en un “promedio de tres días” mientras funcionan los surtidores, y luego hay “aproximadamente” un mes de análisis de laboratorio.

“Para los procesos de remediación de suelos también se realizan con la boca de expendio trabajando. Se apunta a que no se pare la actividad diaria que posee”, amplió Puntarelli.

Además, existen buenas prácticas que los estacioneros pueden implementar para evitar un pasivo que indirectamente condicione el estado y valor del terreno, como por ejemplo la instalación de sistemas antiderrames debajo del surtidor y la bomba de tanque, el control de combustible y, según explicó el especialista, “un muestreo de la tierra y del agua subterránea cada seis meses o anualmente para saber si tiene algún factor de aporte”, que puede darse por roturas de cañerías, pérdidas o por el sobrellenado.