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La modalidad de pago se afianza para comprar combustibles. Leyendo este nuevo hábito de los consumidores, ahora las petroleras reclaman a sus operadores que acepten financiar las ventas. ¿Podrá sostenerse? Crecen las compras fraudulentas en perjuicio de los estacioneros. Un mercado en proceso de cambio
Cuando el bolsillo todavía tiene billetes, en general los automovilistas llegan al surtidor y abonan en efectivo. Ahora bien, ya entrando en la tercera semana del mes, cuando ya se pagó el alquiler, los impuestos y otros gastos importantes de la vida cotidiana, surgen los plásticos.
Faruk Jalaf, presidente Cámara de Estaciones de Servicios del Nordeste (Cesane) asegura que “cuando va pasando la segunda quincena se usa menos efectivo y mucho más la tarjeta”. Este cambio en la actitud de los usuarios conlleva también otra forma de consumir: de una carga promedio que estima en 200 pesos aparecen cargas completas del tanque.
El estacionero indica que los días de mayores ventas son los viernes y sábados. “El resto de la semana se mantiene en niveles parecidos”, diferencia. No obstante precisa que se nota un aumento en los despachos del 1 al 15 de cada mes. En su zona lamenta que “la actividad económica está deprimida” y advierte que está afectando la demanda de naftas y gasoil.
Ante este contexto, los proveedores no sólo están lanzando promociones para estimular los despachos – sobre todo de las versiones Premium -, también fomentan en sus bocas de red el pago financiado. “Las petroleras están obligando a usar tarjetas de débito y crédito. Hasta hace poco muchos colegas no tenían los posnet, porque implica una pérdida de la rentabilidad y una complicación administrativa”, sostiene.
Un tema asociado a esta práctica preocupa a Jalaf. Es que en las últimas semanas, titulares de un mismo plástico llenaron el tanque en varias estaciones de servicio y luego denunciaron a la entidad financiera que no habían sido ellos los que realizaron la carga.
“Le ponen otro número de DNI al ticket y después reclaman que le han duplicado la tarjeta. Es una novedad que ha surgido que nos tiene preocupados porque termina perdiendo la estación. Suele haber connivencia con algún playero”, relata el dirigente del NEA.
Cansado de estas situaciones y exigencias burocráticas, Jalaf manifestó: “nosotros dejamos de ser empresarios; somos bolicheros, tenemos que vivir para cuidar el negocio”.
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