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La desregulación del sector energético y la creciente demanda de servicios de cercanía convirtieron a las estaciones en una oportunidad concreta para inversores. Nuevas bocas de expendio, desarrollos mixtos y formatos comerciales innovadores marcan el rumbo de un negocio que se reinventa.
La liberalización del mercado argentino abrió nuevas posibilidades de desarrollo en rubros estratégicos que combinan consumo masivo, infraestructura y expansión territorial. Uno de ellos, tradicional pero con potencial renovado, es el de las Estaciones de Servicio. Lejos de ser un negocio estático, hoy se redefine como un espacio de múltiples prestaciones, de cercanía y con perspectivas de rentabilidad.
Mario Guajardo, especialista en bienes raíces del sector energético y titular de Maratón Propiedades, sostuvo en diálogo con surtidores.com.ar que este es “un momento ideal para invertir en Estaciones de Servicio, no solo por la demanda sino también por la vacancia que dejaron muchas bocas de expendio que no lograron reconvertirse”.

En los últimos tiempos cerraron 45 estaciones blancas que, según Guajardo, “no ofrecían prestaciones reales ni una propuesta de valor al cliente. Hoy el consumidor busca mucho más que cargar combustible. Por eso, donde otros ven un cierre, yo veo una oportunidad”.
El especialista planteó que el nuevo modelo exitoso es el de la Estación de Servicio transformada en punto de encuentro: “Hay que pensar en cafetería, almacén, coworking, insumos de tecnología, espacio de trabajo. Se trata de estaciones que multiplican funciones, un formato donde se vende mucho más que nafta”.
Los números también acompañan esa mirada. Durante el primer trimestre de 2025 se patentaron 161.229 vehículos nuevos, una cifra que refleja la continuidad del crecimiento del parque automotor. “Más autos implican más demanda de combustible y servicios. Pero el negocio no está solo en el surtidor, está en todo lo que gira alrededor del vehículo y su conductor”, remarcó Guajardo.

El especialista consideró que el contexto actual permite pensar en estaciones personalizadas, con alianzas estratégicas, marcas propias o convenios con petroleras, sin las restricciones que antes condicionaban su funcionamiento: “Hoy hay libertad para proyectar, construir y diferenciarse. Eso es fundamental para el inversor que quiere salir del molde”.
Como declaración final, sostuvo: “Donde hay autos hay movimiento, y donde hay movimiento hay negocio. La demanda está. Lo que falta es que más desarrolladores se animen a construir respuestas”.
Como siempre las publicaciones del portal son inteligentes y actuales, acierta en destacar un fenómeno evidente…la liberalización del sector energético argentino, junto con la flexibilización normativa (Resolución SE 277/2025, Decreto 46/2025), está reconfigurando el esquema tradicional de las estaciones de servicio. La habilitación de tanques aéreos, el autodespacho y la posibilidad de operar modelos descentralizados y multiprestacionales abren una ventana concreta para inversores con visión de largo plazo.
Coincido en que ya no se trata solo de vender combustible, sino de integrar funciones de conveniencia, logística y conectividad. El concepto de “estación de servicio como plataforma” es técnicamente viable y operativamente eficiente, siempre que se gestione correctamente el layout, los flujos de tránsito, la normativa provincial y los requisitos de seguridad ambiental y metrológica.
Ahora bien, sería ingenuo suponer que el contexto es neutro. Persisten limitaciones estructurales, acceso limitado al crédito productivo, inflación de doble dígito, riesgo normativo si cambia el escenario político, y sobre todo, una marcada desigualdad en la rentabilidad según la ubicación geográfica y la competencia instalada.
Invertir hoy es viable, pero exige una evaluación técnico-económica rigurosa. No basta con tener tierra o habilitación: hay que modelar el flujo de caja, definir el mix comercial, anticipar la curva de amortización de CAPEX y considerar las exigencias operativas que impone un sector que, aunque más flexible, sigue siendo intensivo en normativa y control.
La oportunidad existe. Pero como en todo negocio regulado, la diferencia la marca la planificación técnica y la capacidad de ejecución.
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