Petroleras invierten en tecnología para obtener combustibles a partir de crudos pesados

Todas las destilerías de Argentina operan a un ritmo bastante menor del que tienen capacidad, en algunos casos inferior al 85 por ciento. En parte, esto se debe a las dificultades que padecen para conseguir el crudo de mayor pureza, entre ellos, el medanito, producido principalmente en Neuquén, Río Negro y Mendoza.

Técnicamente, se trata de un crudo con 36° API y bajo contenido de azufre que se consume en forma mayoritaria por las refinerías locales y se lo utiliza como productor de bases lubricantes.

Miguel Ryndycz, Director de Negocios del Grupo Más Energía, asegura que la planta de Renesa, ubicada en Plaza Huincul, Neuquén, opera al 50 por ciento de la capacidad instalada, principalmente por dos motivos: complicaciones para competir con los combustibles líquidos importados – exentos de impuestos internos – y para procesar la mezcla de crudos que compran en la plaza local, proveniente del yacimiento Loma la Lata.

“Es nuestro desafío adecuar las instalaciones para poder absorber esa variedad”, señaló el ejecutivo. Explica que hasta 2011 hubo estabilidad en el principal insumo de la industria pero que a partir de entonces la calidad se tornó irregular, lo que alteró el funcionamiento operativo de la empresa.

No por casualidad YPF adquirió los activos locales de Apache por una suma de 800 millones de dólares. Esto le permite incorporar 46.800 barriles diarios de petróleo, reservas equivalentes por 135 millones y nuevas operaciones en Río Negro, Tierra del Fuego y Neuquén.

A través de un comunicado de prensa, YPF difundió en su momento que con esta compra “puede incrementar la producción de gas en un 15 por ciento y acceder a nueva producción de petróleo calidad Medanito, óptimo para las refinerías en su producción de combustibles de consumo masivo“.

En la misma línea trabajan desde Axion Energy, compañía que anunció inversiones por 1.200 millones de dólares en el complejo de Campana.

Expertos en energía explican que la estrategia de las marcas apunta en general a ganar en participación en el negocio de las naftas, producto líder en crecimiento de consumo; por eso la necesidad de ampliar las instalaciones y de realizar obras de envergadura.