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¿Cómo impacta la devaluación en las destilerías locales? ¿Y en los productos importados? Los márgenes se acotan y en el sector estiman que será complicado sostener un congelamiento por más de 30 días. ¿Qué medidas se podrían tomar para paliar la situación?
El Ministro de Energía, Juan José Aranguren, trabaja a contra reloj para lograr que las refinerías no incrementen los valores de las naftas y gasoil al público por lo menos hasta culminar el primer trimestre de 2016, con el objetivo de frenar la escalada de la inflación. Se está reuniendo con representantes de los principales players, solicitándoles apoyo para esta nueva etapa.
Miguel Ryndycz, Manager de negocios de una de las empresas líderes en comercialización y consultoría de los mercados energéticos local y regional, observa con dificultad sostener una política de esta magnitud por 90 días.
“Las compañías que sólo se abocan a la producción y comercialización de combustibles – Downstream – deben estar incómodas y la pregunta es cuánto van a poder aguantar”, plantea.
Paradójicamente, la más damnificada es Shell, firma que hasta junio dirigió Aranguren, dado que compra su materia prima en la plaza local. En igual sintonía se ubica la petrolera venezolana PDVSA. A saber, mientras menos integradas están las compañías, mayor es el impacto.
Es que tras la devaluación, con un barril de crudo que se paga en pesos pero está regulado en 75 dólares, los costos crecieron como mínimo en un 40 por ciento, por el ajuste del tipo de cambio.
“Es más delicado por la compra local que por los combustibles importados y Premium”, evalúa el consultor. Apunta que en el exterior se guían por las referencias internacionales pero tranqueras adentro juegan con importes en surtidor acordes a un barril de petróleo en 90 dólares.
“Como el precio del crudo WTI está bajo, en menos de 40 dólares, lo que el Gobierno está dejando en la mesa es el buen margen que tenían las refinerías hasta ahora”, reconoce. Pero así y todo, entiende que “sostener el esquema es un desafío muy difícil de cumplir”.
Ryndycz sugiere “hacer un pacto con el Gobierno para establecer un sendero de precios” para el corto y mediano plazo. Considera relevante analizar toda la cadena de producción a los fines de estimular inversiones en cada uno de los eslabones, no sólo en lo que respecta a Vaca Muerta.
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