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¿Son las estaciones un negocio de riesgo? Los constantes cambios de la ecuación ingresos-egresos. En el sector advierten sobre las consecuencias de la carga impositiva y de los cambios externos que se van produciendo sobre el nivel de actividad.
La reparación de una ruta, el desvío de un camino, la llegada del tren, el cierre de una fábrica, la aplicación de un nuevo impuesto, la caída de la producción de petróleo, un paro petrolero, conflictos en las refinerías, son algunas de las situaciones a las que se ven expuestas las bocas de expendio a diario, que impactan de forma directa en la comercialización de naftas y gasoil.
Es frente a estas condiciones que Ángel Luis Bigatti, presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio de Formosa sostiene que “la actividad es de riesgo”. Por estas cuestiones, asegura que la tranquilidad se siente recién entrando en los últimos días de cada mes, siempre y cuando se hayan podido entregar los 400.000 litros necesarios para lograr el punto de equilibrio.
“Recién a partir del día 23 empezamos a ver alguna ganancia”, sostiene. Coincide justo en un período en que la gente tiene el bolsillo más flaco, dado que el sueldo se gastó en otras prioridades y disminuye el ritmo de consumo. Días de lluvia o mucho calor, agravan aún más el panorama.
“Hay que tener en cuenta, por el lado de los egresos, que nuestro rubro tiene costos fijos altos. El más importante se supone que son los sueldos (que se pagan antes del día 10) pero también están los servicios e impuestos, entonces se comienza el día 1 perdiendo dinero”, sostiene.
Los ingresos, en cambio, el empresario acentúa que van variando, a tal punto de que una situación ajena al manejo comercial, puede dar por muerte con un comercio. Pone el caso de la Tasa Vial, que se aplica en Córdoba y municipios de la Provincia de Buenos Aires: “una estación de frontera pierde hasta un 40 por ciento de ventas porque los clientes compran en otra que está en la vereda de enfrente”.
Aclara que no es el único ejemplo de los últimos años: “antes no se pagaba el Impuesto al Valor Agregado; no había canon por explotación de marca y la alícuota de Ingresos Brutos era más baja”.
Y la lista sigue, con tributos locales (como los de imagen y publicidad en la vía pública), actualizaciones de los convenios colectivos de trabajo y exigencias de las petroleras. “Tiempo atrás obteníamos el 10 por ciento ahora el 8 por ciento de margen”, explica. El temor es que esta tendencia continúe profundizándose. “Acá hubo una especie de sacrificio. Hubo muchas estaciones que quedaron en el camino; son los expendedores que tuvieron menos posibilidades de aguantar”, lamenta.
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