Equidad de género
Silvia Ficoseco, dirigente de la Cámara de Expendedores de esa provincia, cuenta su experiencia y alienta a que elijan este rubro para desarrollarse profesionalmente más allá del género.
Trabajar en una Estación de Servicio es una salida laboral para muchos. Actualmente, se ha naturalizado el lugar de las mujeres en cualquiera de las funciones pero esto no fue siempre así. Silvia Ficoseco es dirigente de la Cámara de Expendedores de Jujuy y gerente de su propia Estación de Servicio. En diálogo con Surtidores.com.ar, cuenta cómo fue su experiencia en el sector y los desafíos que tuvo que superar en el camino.
¿Qué le diría a las mujeres que hoy intentan encontrar un lugar en el rubro estacionero pero todavía no se animan? ¿Cómo pueden llegar a trabajar en una?
Más de la mitad de las Estaciones de Servicio de Jujuy están administradas por mujeres. Si trabajar en cualquier puesto de una Estación de Servicio te gusta, no hay límites para hacerlo. Se puede crecer perfectamente sin ningún impedimento más que el que se pone una. Para eso hay que estar segura de que tenemos las aptitudes y la formación para hacerlo.
En el caso específico de Jujuy son muy pocas las que se animaron a sumarse al rubro. Principalmente, son hijas de familias de estacioneros que heredan el negocio. Las mujeres que están interesadas en esto tienen que animarse, somos totalmente capaces de realizar este trabajo. Es una cuestión de audacia, astucia, actitud y formación. En este como en todos los rubros, es una cuestión de decisión, de tomar el impulso.
Yo soy arquitecta, llegué a esta actividad construyendo Estaciones de Servicio y ahora soy propietaria y gerente de una. En mi planta trabajan conmigo playeras, administrativas y es exactamente igual para las mujeres y varones. En lo único que hacemos diferencia es en que no dejamos que se quede sola en el turno noche. Ellas son excelentes trabajadoras, atienden muy bien a los clientes, yo creo que es una cuestión de carácter y eso no difiere entre géneros.
¿Cómo era el rubro cuando empezó y qué cambios nota?
Lo que cambió es la idea de que antes creíamos que había rubros exclusivamente masculinos, hoy ya no es así. Hace más de 20 años trabajo en el sector y antes llamaba poderosamente la atención que una mujer se haga cargo de una Estación de Servicio. No solo la diferencia era marcada por los clientes, sino que también en los colegas, era parte de la idiosincrasia. Ahora es normal ver mujeres y nadie duda que somos tan capaces como los hombres de desempeñar las mismas tareas.
El trato antes era diferencial, creían que era distinta por estar ahí, casi como un halago. Pero también estaban los hombres que pensaban que llegábamos ahí por un mal carácter o desprestigiando la capacidad. Me sentía como sapo de otro pozo, incómoda, había muchos prejuicios y lo sentí en más de un lugar. Pero la clave está en confiar en lo que hay adentro tuyo que te da las armas para demostrar que llegaste a ese lugar por tus aptitudes y rápidamente esa discriminación se diluye.
¿Creé que hay cosas por cambiar todavía en este sentido?
En los grupos donde los sesgos están muy marcados, tanto desde lo feminista como de lo machista, me parece que no hay espacio para la construcción. A veces, la mirada femenina le da un tinte más humanitario o maternal que permite que se resuelvan fácilmente situaciones que para los hombres son difíciles. Pero debemos entender que todos tienen cosas positivas para aportar.
Muchas cosas se naturalizaron no solo porque nosotras nos creímos capaces de hacernos cargo de estas tareas, sino porque el recambio generacional de los dirigentes y operadores lo hizo posible. Creo que todavía hace falta que las mujeres agarren confianza en que somos perfectamente capaces de trabajar profesionalmente y que los hombres terminen de entender que se puede trabajar de igual a igual.
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