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El economista Mariano Gorodisch analiza las razones por las cuales, pese a un contexto de debilitamiento del poder adquisitivo y menor dinamismo en el consumo, la demanda de naftas de mayor precio crece con fuerza, mientras que la súper, históricamente más accesible, retrocede.
Mientras el mercado del combustible sigue reconfigurándose al ritmo del “sinceramiento de los precios”, los clientes que hacen malabares para ahorrar utilizando las promociones, se topan con aquellos que apuestan a cuidar el motor con el mejor producto, aunque eso implique pagar más.
En este contexto, la transformación de la demanda impone a las Estaciones de Servicio el desafío de apuntar a que los productos más caros sean el segmento que los ayude a recuperar su rentabilidad luego de más de un año de reacomodamiento económico.
Este fenómeno se inscribe en un contexto económico marcado por aumentos de precios que transformaron los hábitos de consumo de los argentinos. Durante 2024, el costo de los combustibles creció un 100 por ciento en promedio, una cifra que, aunque inferior al índice de inflación acumulado del 112 por ciento según el INDEC, empujó a los automovilistas a reconsiderar sus opciones.

Según datos publicados por este medio, la venta de nafta premium subió un 17,74 por ciento interanual en marzo de 2025, mientras que la nafta súper cayó un 0,64 por ciento. Una contradicción a simple vista, pero que el economista Mariano Gorodisch —popularmente conocido como “Economan”— ayudó a explicar.
“El consumidor cree que la nafta súper viene cada vez de peor calidad, entonces cada vez más gente elige premium”, analizó Gorodisch en declaraciones a surtidores.com.ar. Pero no solo se trata de percepción de calidad: también de comportamiento económico.
“Los que antes cargaban súper ahora usan menos el auto por el aumento de la nafta. Van más en transporte público, o hasta les sale más barato el Uber, porque el estacionamiento aumentó muchísimo y si dejás el auto en la calle, corrés el riesgo de que te lo lleve la grúa”, agregó el experto en ahorro y economía familiar.
Así, según el analista, se da una segmentación clara: los sectores medios tienden a dejar el auto en casa, mientras que los consumidores de premium, que tienen mayor poder adquisitivo, no cambian sus hábitos.

Consideró que los que definen esta tendencia son aquellos compradores a los que siempre les va bien y no se bajan del auto por nada. “No les importa pagar un estacionamiento caro, tienen buenos autos, quieren cuidarlos y no dudan en cargar premium”, remató.
Gorodisch concluyó en que este patrón de gastos populares, beneficia a las Estaciones de Servicio que logran mejores márgenes con los combustibles premium, pero también refleja una sociedad cada vez más desigual, donde el acceso al uso del vehículo propio se vuelve un lujo.
qué bueno que estidió 6 años de economía para llegar a ésta conclusión.
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