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El referente de las bocas de expendio sin bandera advierte que un ajuste de sueldo de estas características, como pretenden los gremios, agravaría la crisis financiera que atraviesa el sector. Para el dirigente, el 23 por ciento debería ser el tope. ¿Cómo evalúa la paritaria?
Manuel García, el presidente de la Asociación de Estaciones de Servicio Independientes (AESI) asegura que el contexto económico de las bocas de expendio no permite otorgar un incremento de bolsillo del 45 por ciento, tal como reclamaron los sindicatos de manera extraoficial a los expendedores de combustibles en los primeros encuentros de febrero.
“Es un número o porcentual impracticable. Es imposible que las estaciones, ya sean blancas o embanderadas, puedan absorber una suba de esa magnitud”, sostiene el empresario. Y agrega ante la consulta de surtidores.com.ar: “no se puede sacar dinero de donde no lo hay”.
“Llama la atención que los dirigentes sindicales no hayan advertido sobre la gravísima crisis que atraviesan los operadores minoristas”, cuestiona García. Sobre todo teniendo en cuenta que hay establecimientos que ya están suspendiendo personal y eliminando las horas extras. Son datos concretos que dan muestra del panorama desalentador de los empresarios.
En este contexto, el combativo y experimentado referente del rubro recomendó la posición que deberían llevar los representantes de la industria a las negociaciones en el Ministerio de Trabajo: “entre 23 y 25 por ciento es lo que las bocas de expendio podrían pagar, haciendo un gran esfuerzo, racionalizando gastos operativos y de personal”.
Siguiendo la idea, y en un mensaje directo a la Federación de Obreros y Empleados de Estaciones de Servicio, Garages, Playas, Lavaderos Automáticos y Gomerías de la República Argentina (FOESGRA), señaló: “los dirigentes sindicales tienen que entender de una vez por todas de que hay que adaptarse a las condiciones que padecen los estacioneros”.
Es su propuesta entrando a 2015, sin cambios en la política oficial: “estamos con las carencias de siempre; es una situación delicada de economía de guerra”. La última década fue una “catástrofe”, lamenta García, y tampoco ve mejores perspectivas para lo que viene, por la caída de la demanda de combustibles y la quietud de los precios en surtidor. “Una actualización del 45 por ciento llevaría al quiebre a cientos de estaciones blancas”, alerta.
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