Pablo Bornoroni, presidente de la Federación de Expendedores de Combustibles del Centro (FECAC) asegura que para una boca de expendio el costo mensual de contar con un seguro de caución que garantice al Estado la reparación de la contaminación sobre el terreno oscila entre 4 y 5 mil pesos, dependiendo de la magnitud de la empresa.

En las actuales condiciones de mercado, con precios y márgenes acotados, el operador plantea que para la gran mayoría de las Pymes se torna imposible afrontarlo. Con tal motivo, está analizando solicitar a los organismos vinculados una prórroga que permita dar tiempo para analizar soluciones en conjunto con los organismos del área competente.

De acuerdo a la legislación vigente, la exigibilidad del  Seguro Ambiental Obligatorio (SAO) se cumple con la presentación de una póliza del ramo caución.  Técnicamente, es un instrumento contractual que obliga a reparar en vía administrativa los daños ambientales, ante el incumplimiento del obligado a realizar el trabajo. Bajo esta modalidad, las obras y análisis previos quedan a cargo de los comercios minoristas.

Disconformes con esta metodología, Bornoroni señala que una de las propuestas que están barajando los titulares de estaciones es conformar un fondo común que tenga como destino costear el resarcimiento de los daños que haya producido el derrame de nafta o gasoil sobre el agua y los suelos. “Es una de las opciones”, aclara el dirigente.

Si bien el tema viene siendo desde hace tiempo eje de las gestiones a nivel nacional, Bornoroni anticipa que compartirá su preocupación con los colegas durante la audiencia prevista para el próximo jueves en la sede porteña de la Confederación de Entidades del Comercio de Hidrocarburos y Afines de la República Argentina (CECHA).

Durante todo el año pasado este asunto fue evaluado en conjunto con el Secretario de Medio Ambiente, Omar Judis, quién ve con buenos ojos el proyecto de creación de un fideicomiso. Aún resta evaluar los pasos legales para instrumentarlo y diagramar la puesta en marcha.

De acuerdo a las evaluaciones y experiencias de clausuras en algunas provincias, los puestos de mayor antigüedad son en principio los que más contenido de hidrocarburos poseen los suelos. Los modernos y nuevos, en cambio, se fueron amoldando a las normas de seguridad más exigentes. Una herramienta para prevenir estos accidentes son los tanques doble pared, que impiden con fortaleza la fuga de líquidos.