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El crecimiento de los servicios en playa, tiendas y gastronomía elevó el consumo eléctrico de las Estaciones de Servicio. La generación distribuida aparece como una herramienta concreta para estabilizar costos, acelerar repagos y anticiparse a futuros aumentos tarifarios.
Al negocio de las Estaciones de Servicio se le suma equipamiento cada vez más eléctrico, al mismo tiempo que avanza la electromovilidad y la oportunidad de incorporar cargadores rápidos en puntos estratégicos. Ese cambio tiene un impacto directo en una de las variables más sensibles de la operación: el costo energético.
Desde esa lógica, la incorporación de generación solar fotovoltaica empieza a ser analizada por muchos operadores no como una decisión ambiental, sino como una herramienta de gestión económica y previsibilidad.
Así lo afirmó Andrés Badino, Sales Manager de Efergía, quien afirmó que en los últimos dos años el crecimiento del número de instalaciones en el sector fue exponencial y la tendencia continuará en los próximos años.

La clave está en que la energía solar permite producir parte del consumo en el mismo punto donde se utiliza, reduciendo la exposición a una tarifa que, según coinciden los operadores, seguirá en alza. En ese sentido, la tecnología deja de ser una apuesta a largo plazo y se convierte en un recurso estratégico para sostener la rentabilidad.
En diálogo con Surtidores, el ejecutivo sostuvo que uno de los factores que explica el mayor interés es la vigencia de la Ley Nacional de Generación Distribuida, que habilita a las Estaciones de Servicio a transformarse en usuarios-generadores. Esto no solo permite autoconsumo, sino también inyectar excedentes a la red y recibir créditos en la factura eléctrica, “lo que acelera todavía más la recuperación de la inversión”, explicó Badino.
A este esquema se suma una variable clave para la ecuación económica: el descenso sostenido del costo de la tecnología. Mientras la tarifa eléctrica aumenta, el valor de los equipos solares bajó de forma significativa en los últimos años. El resultado es un escenario de repagos cada vez más cortos.
“Hoy un operador puede recuperar la inversión en un plazo de entre tres años y medio y cinco años, algo impensado hace algún tiempo”, afirmó el referente de Efergía.
PROYECTOS A MEDIDA Y VISIÓN DE LARGO PLAZO
La adopción no responde a un modelo único. Cada estación presenta condiciones distintas de espacio, ubicación y perfil de consumo. En algunos casos, la instalación se realiza en techos; en otros, en suelo, e incluso existen experiencias donde una misma generación abastece a más de una boca de expendio bajo una misma razón social, según lo permiten normativas provinciales.
Para Efergía, el punto crítico no está solo en el costo, sino en la calidad del diseño y la ejecución. “Estamos transformando a la Estación de Servicio en un generador de energía, y eso exige equipamiento certificado, altos estándares de seguridad y una correcta dimensión del proyecto”, advirtió Badino.

Se trata de inversiones pensadas para operar durante 25 o 30 años, en un negocio donde la seguridad y la continuidad del servicio son centrales. En ese contexto, la energía solar empieza a ocupar un lugar definido dentro de la planificación operativa del sector.
Lejos de ser una moda, la generación distribuida aparece como un aliado estructural para un modelo de Estaciones de Servicio más complejo, más eléctrico y con mayores exigencias de eficiencia. Para muchos estacioneros, la pregunta ya no es si incorporar esta tecnología, sino cuándo y bajo qué esquema hacerlo de manera segura y rentable.
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