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Pese a la desconfianza inicial y las advertencias sindicales, cada vez más expendedores coinciden en que es necesario impulsar la modernización tecnológica del negocio y aprovechar el nuevo marco normativo.
La conversación dentro del sector gira en torno a cómo avanzar en la incorporación de nuevas modalidades operativas que aumenten la eficiencia sin perder seguridad ni empleo. Algunos empresarios que ya implementaron surtidores de autoservicio reconocen que se trata de una etapa de prueba y aprendizaje, aunque valoran la posibilidad de dar un salto tecnológico. “Estamos en una fase de adaptación, pero hay que animarse a modernizarse”, resumió uno de ellos.
El punto de partida para este cambio es el Decreto 46/2025 que autoriza el autodespacho de combustibles líquidos como alternativa voluntaria para las Estaciones de Servicio, permitiendo incluso que solo algunos surtidores funcionen bajo esta modalidad. La norma también flexibiliza regulaciones históricas, habilitando tanques sobre el terreno y estaciones móviles, y establece un plazo de sesenta días para que las empresas interesadas soliciten su autorización ante la Secretaría de Energía.

El grueso de la dirigencia del sector entiende que este nuevo marco normativo representa un cambio estructural en el esquema de expendio minorista y genera, al mismo tiempo, oportunidades y desafíos. La posibilidad de incorporar el autoservicio abre el camino hacia una gestión más ágil y digitalizada, pero despierta inquietudes entre los estacioneros por la potencial competencia de surtidores que podrían instalarse fuera del ámbito tradicional, como playas de estacionamiento, supermercados o estaciones modulares móviles.
En ese sentido, varios empresarios expresaron su preocupación por la posibilidad de una competencia desleal si las nuevas modalidades no se someten a los mismos estándares de seguridad y exigencias regulatorias que cumplen las estaciones convencionales. “No se trata de frenar el progreso, sino de garantizar que las reglas sean iguales para todos”, planteó a Surtidores, Carlos Pinto, presidente de la Cámara de Expendedores de Combustibles de Río Negro y Neuquén, en alusión a los altos costos de infraestructura, habilitaciones y seguros que afrontan las bocas de expendio tradicionales.
Otro de los temas sensibles es la postura del sindicato del sector, que advirtió que la implementación del autoservicio podría tener consecuencias laborales. Sin embargo, entre los estacioneros prevalece una mirada más pragmática: se considera que la incorporación de tecnología no necesariamente implica pérdida de empleo, sino una reconfiguración de tareas hacia funciones de control, mantenimiento y atención al cliente en las tiendas de conveniencia.
La adaptación necesaria, según los operadores, es cultural y no sólo técnica. Superar los prejuicios y el temor al cambio será clave para que el autoservicio se consolide como una herramienta de modernización del negocio. En las estaciones que ya lo implementaron, la aceptación del cliente ha sido positiva, especialmente en horarios nocturnos o de menor flujo, donde la comodidad y rapidez son valoradas.

El dirigente patagónico sostuvo que “el sector debe acompañar este proceso con políticas claras, inversión en capacitación y un marco regulatorio homogéneo que preserve la seguridad, la competitividad y el empleo”. También consideró importante que las petroleras refuercen el diálogo con los expendedores y garanticen condiciones equitativas en todo el país, evitando interpretaciones dispares entre jurisdicciones.
“Comenzamos a mirar el futuro con una visión más tecnológica, confiando en que la innovación, bien regulada y planificada, puede ser la clave para sostener la actividad en los próximos años”, concluyó Pinto.
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