Las estaciones de servicio reflotan conductas olvidadas para recuperar la clientela

El continúo aumento de los precios de las naftas y el gasoil genera en los consumidores una conducta bastante particular. La primera es la inmediata retracción del consumo mientras que la siguiente es modificar algunos hábitos de modo de delimitar los gastos que ocasiona la utilización del auto. 

La imposibilidad de respetar tales mandamientos impulsa el paso siguiente que es identificar la marca más barata. Salvo YPF, que comercializa sus combustibles hasta un 15 por ciento por debajo de sus competidores, el resto se posiciona en un rango de precios bastante similar. Ante esta realidad, ¿qué decide la elección por una u otra bandera? 

La calidad del producto o el servicio es la respuesta más a mano, sin embargo muchos estacioneros están volviendo a reflotar conductas olvidadas para recuperar la clientela. Una de ellas es promocionar la concurrencia en horarios denominados “fríos” a través de valores diferenciados. La iniciativa sin embargo, no es para cualquiera, se debe contar con un sistema informático que contemple la posibilidad de modificar no sólo las pizarras sino también la disposición administrativa del negocio.

Otra de las opciones es la fidelización mediante tarjetas que acumulan puntos que a su vez se canjean por premios. La alternativa suma, no obstante genera un costo importante de implementación por lo cual su target son mayormente las estaciones de GNC, que obtienen una rentabilidad un poco más acomodada que las que sólo ofrecen líquidos.              

Las fastuosas promociones de antaño todavía esperan su momento, que por cierto aun está muy lejos de llegar. Por ahora hay que conformarse con los impulsos asociados a la compra de lubricantes o esperar el inminente relanzamiento de Serviclub de YPF, que con más y mejores beneficios, promete inducir las ventas en sus estaciones de servicio.