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La elaboración de estos combustibles trepó 8 por ciento comparando el primer semestre de ese año con el actual. Es consecuencia de las inversiones y obras llevadas a cabo por la gestión estatal para aumentar el procesamiento de crudo y la calidad de los productos refinados.
La decisión del Gobierno en abril de 2012 de expropiar el 51 por ciento del patrimonio de YPF correspondiente a la española Repsol, modificó sin dudas gran parte del paradigma energético imperante hasta entonces. Una de las primeras medidas fue la de disipar el flagelo que provocaba desabastecimiento de combustibles, para lo cual la nueva gestión apostó a reforzar la producción como su mejor estrategia.
Es así que la elaboración de subproductos destinados a satisfacer la demanda del parque automotor trepó 440 millones de litros comparando los primeros seis meses de aquel año con el actual. La mayoría (383 millones) corresponde a naftas, en tanto que el resto al gasoil del tipo Premium.
Para alcanzar este presente YPF realizó inversiones y obras dedicadas a aumentar el procesamiento de crudo y la calidad de los productos refinados. Entre 2012 y 2014, la petrolera desembolsó 2.872 millones de dólares que fueron aplicados en la unidad de Coque y el avance en las ingenierías para una nueva unidad de Alquilación en el complejo La Plata y de Hidrogenación de naftas, así como las obras tendientes a mejorar las instalaciones logísticas y proyectos orientados al perfeccionamiento en el desempeño de seguridad y medio ambiente.
Actualmente el índice de utilización de Refino de la compañía se ubica en el 94,6 por ciento. Esta situación derivó en que YPF mantenga su posición de liderazgo en el mercado de la comercialización de combustibles al que provee con 6 de cada 10 litros que se expenden en todo el país.
Perspectivas
Eduardo Barreiro, licenciado en Química, consultor en temas de Energía y director de la Society of Petroleum Engineers, regional Argentina, opina que si bien depende del volumen y tipo de crudo que se procese, este caudal “va a aumentar cuando se terminen las ampliaciones de las dos refinerías más grandes de YPF” (La Plata y Luján de Cuyo).
No obstante sostiene que a pesar de todo lo que se está haciendo, optimizando las plantas existentes, se está cerca del límite operativo. “Si el mercado sigue creciendo como lo hace, tendremos que importar más combustibles terminados”, advierte.
Efectos colaterales
La nacionalización de YPF también traccionó la producción del resto de las empresas petroleras. La mayoría está en proceso de renovar sus instalaciones para optimizar el nivel de utilización de la capacidad de procesamiento.
Actualmente y según un relevamiento efectuado por el INDEC, la mitad de las compañías de hidrocarburos prevé utilizar entre el 80 y el 100 por ciento de la misma, mientras que el resto empleará entre el 60 y el 80 de sus instalaciones.
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