Así como las sociedades cambian, la tecnología evoluciona y las comunicaciones se siguen diversificando, las empresas trascienden adaptándose a los diferentes contextos y la que no lo logra, se disuelve en el tiempo. Es función de la marca dejar huella en el camino, apuntalar la percepción de las personas y transmitir un conjunto de elementos culturales que moldearán el recuerdo de quienes se relacionen con ella.

El logo es el diseño de un signo, una parte de un sistema que comunica una identidad. Las marcas cuentan historias y las que viven por muchos años, tienen más para contar.  Cuanto más grande sea la organización a la que representará, mayor será el peso de su mensaje.

Con un siglo de vida, la identidad visual de Yacimientos Petrolíferos Fiscales SA, es el reflejo de los vaivenes de la política y la economía, de la participación de nuestro país en la historia del mundo moderno y contemporáneo. Analizando la evolución de su logo, se pueden leer las historias que existen detrás de cada cambio.

Allá por el año 1922, cuando el Estado argentino funda la empresa YPF, las marcas no perseguían el objetivo del impacto y la diferenciación. Por el contrario, la tradición y la paridad hacia lo popular eran valores que se perseguían por entonces. Tal es así que el primer logotipo que la identificó fue de tipo “sello de goma”: una tipografía simple modificada, que mostraba su sigla dentro de un doble círculo, utilizando el color celeste de la bandera argentina.

El primer cambio drástico tuvo lugar en 1998, cuando el neoliberalismo se impuso en el mundo y el gobierno de Carlos Saul Menem privatizó YPF dejándola en manos de la empresa española Repsol. Por primera vez Yacimientos Petrolíferos Fiscales se convierte en una sociedad anónima y sus autoridades tomaron la decisión de dejarlo evidenciado en su imagen.

Fue así que el logo se convirtió en un híbrido entre las dos marcas. Más tarde solo se volvería a usar la sigla YPF en un azul más oscuro: un logotipo neutro, con tipografía sin serifas a fin de aportarle mayor fuerza, singularidad y cierta asociación al color nacional, atenuado por el color ocre perteneciente a los accionistas mayoritarios.

En pocos años, la globalización revolucionó la forma de interpretar la imagen de las compañías y los avances tecnológicos y el desarrollo de las comunicaciones hicieron indispensable una renovación de la estética visual. Como el logotipo ya había sufrido grandes modificaciones en un corto período, se tomó la decisión de que solo se afectaría el diseño de las aplicaciones de la marca en la intervención de su red de Estaciones de Servicio.

A finales de la etapa de Repsol, entre 2007 y 2008, se vuelve a rediseñar la marca YPF. Esta vez con la clara intención de identificarla como una empresa argentina. La nueva versión cuenta con una tipografía con más cuerpo que descansa en un rectángulo azul oscuro y elimina el color ocre que representaba a la identidad de la compañía española definitivamente.

Cuando en 2012 el estado nacional recupera el control de la organización, se produce un cuarto y último cambio con la incorporación de la bandera argentina en el costado superior izquierdo del rectángulo.

Particularmente para este 2022, optaron por definir lo que se denomina marca conmemorativa. Este tipo de rediseño cumple una función específica: transmitir el valor de la trayectoria y se usa por un período determinado: 1 mes o 1 año. En este caso, el recuadro en azul oscuro que encerraba la sigla se convirtió en el número 100.

Con este recurso, no se modificó radicalmente la imagen sino que, como es característico de este tipo de trabajos de diseño, se resaltó el número, manteniendo la estética tradicional. La idea de lo nacional se resalta en el marco de toda una estrategia integral de marketing en donde “lo nuestro” es protagonista. De esta manera, la marca conmemorativa acompañada del slogan permite la lectura de: 100 años impulsando lo nuestro.

A pesar de las grandes modificaciones que sufrió la identidad visual de YPF, su historia y estructura organizacional lograda a lo largo de un siglo sostiene la fortaleza de una marca consolidada y competitiva que trasciende generaciones.