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La incertidumbre en torno a su regulación preocupa al sector, que advierten que cualquier alteración en la provisión o en los precios de estos insumos impactará directamente en su previsibilidad.
Las Estaciones de Servicio atraviesan un escenario complejo, no solo por la caída en las ventas de combustibles líquidos, sino también por factores externos que condicionan su estabilidad. Uno de ellos es el incierto panorama de los biocombustibles, insumo clave para cumplir con los cortes obligatorios en naftas y gasoil.
Aunque a primera vista pueda parecer un tema ajeno al negocio estacionero, lo que suceda con la regulación del sector en las próximas semanas impactará de lleno en la provisión, los precios y la previsibilidad de las expendedoras. En otras palabras, cualquier desequilibrio en este mercado termina repercutiendo directamente en los surtidores.
La industria de los biocombustibles viene alertando desde hace tiempo sobre una crisis que amenaza con trasladarse al canal minorista. Los productores advierten que la falta de definiciones oficiales abre la puerta a riesgos de desabastecimiento o a márgenes cada vez más ajustados para los operadores de Estaciones de Servicio.

La indefinición oficial respecto de la nueva normativa que debería regir al sector genera incertidumbre y pone en jaque a toda la cadena. En este contexto, los estacioneros dependen de que los proveedores logren sostener la producción y entregar el producto necesario para garantizar la mezcla con los combustibles fósiles.
Axel Boerr, presidente de la Cámara Panamericana de Biocombustibles Avanzados, explicó en diálogo con surtidores.com.ar: “El resultado es una cadena tensionada e imprevisible, con proveedores trabajando en quebranto y operadores que terminan recibiendo un producto con valores distorsionados y márgenes cada vez más estrechos”.
El empresario agregó que “movimientos de pocos puntos porcentuales del dólar hacen parar la producción, porque los biocombustibles son –tozudamente– el único commodity energético pesificado”. Según Boerr, esta situación genera un escenario de permanente fragilidad que se traslada a cada expendedora.
Además, remarcó que el Gobierno incumple desde hace más de un año la fórmula de precios vigente, imponiendo un quebranto operativo que ya supera los 44 millones de dólares a las empresas no integradas. “Esa situación repercute inevitablemente en el canal minorista de combustibles, que ve cómo los costos desalineados afectan su rentabilidad y complican la previsibilidad de los negocios”, advirtió.
De cara al debate legislativo, Boerr concluyó: “La expectativa está puesta en que el Congreso trace un camino de reglas claras y equitativas, porque si se perpetúa la concentración, los más perjudicados seguirán siendo los estacioneros que dependen de los biocombustibles para cumplir con los cortes obligatorios en naftas y gasoil”.
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