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La obsesión del Gobierno por contener la inflación en los niveles actuales, tiene como eje principal la continua postergación de la aplicación del segmento impositivo en el valor final de las naftas y el gasoil, que dejó como resultado un retraso de recaudación y una incógnita sobre cuánto costará realmente llenar el tanque después del 26 de octubre.
En lo que va de 2025, el Gobierno prorrogó en varias oportunidades la actualización del Impuesto a los Combustibles Líquidos y del impuesto al dióxido de carbono, mecanismos que por ley deben ajustarse trimestralmente según el índice de precios al consumidor. Pero a una semana de las elecciones legislativas, el futuro de este componente fundamental en el precio final vuelve a ser tema central entre los dueños de Estaciones de Servicio.
Desde comienzos de año, el Ejecutivo aplicó solo aumentos parciales en julio y septiembre, y volvió a diferir la suba correspondiente a octubre, prevista en el Decreto 699/2025. Según estimaciones privadas, el retraso acumulado supera los 1.700 millones de dólares en recaudación y representa un atraso potencial del 15 por ciento en los precios reales de los combustibles.

El panorama económico que se definirá con la elección legislativa del próximo domingo será determinante para el futuro del plan económico de Javier Milei. Si el oficialismo logra reforzar su peso en el Congreso, podrá avanzar en la aprobación del presupuesto y en la regularización de los tributos pendientes. En cambio, un resultado adverso podría obligar a mantener la política de contención impositiva y prorrogar nuevamente la actualización del ICL y del IDC.
Para los estacioneros, la expectativa es clara: saber si el Gobierno continuará “pisando” los impuestos para evitar aumentos en los surtidores o si, por el contrario, optará por sincerarlos y recomponer la recaudación. Mientras tanto, los operadores del sector viven en un delicado equilibrio. La postergación de los impuestos da algo de aire al consumo, pero también genera incertidumbre sobre el margen real de rentabilidad.
En diálogo con Surtidores, el exsecretario de Energía y presidente del Instituto General Mosconi, ingeniero Jorge Lapeña, explicó que el tema está íntimamente ligado al debate del presupuesto nacional. “La aplicación del impuesto a los combustibles y otros tributos depende fundamentalmente del presupuesto nacional que todavía no ha sido sancionado. Espero que este tema se discuta dentro del Congreso, porque ahí se definirá la tasa impositiva y los fundamentos que la justifican”, señaló.
Lapeña advirtió además que Argentina continúa operando con un presupuesto prorrogado desde hace dos años, una situación que —según dijo— constituye una trampa fiscal que distorsiona los ingresos y egresos del Estado.
Por su parte, el exsecretario de Energía y asesor energético Emilio Apud sostuvo ante este mismo medio que los atrasos en la aplicación de los impuestos “ya se convirtieron en una política sostenida por distintos gobiernos”. Recordó que el impuesto a los combustibles líquidos y al dióxido de carbono son montos fijos que deben actualizarse trimestralmente con el IPC, y que hubo atrasos durante 2024 y principios de 2025 que se fueron aplicando parcialmente en julio y septiembre. “En octubre estaba prevista otra actualización que finalmente se postergó”, precisó.

Apud explicó que esta decisión busca evitar que el aumento de los combustibles impacte de lleno en el índice de inflación, especialmente en un año electoral. “Pero una vez terminadas las elecciones, es de esperar que el Gobierno intente recuperar todos los atrasos y blanquear la situación hacia fin de año o comienzos del próximo”, anticipó.
Según el exfuncionario, esa corrección tendrá un impacto directo en el precio de los combustibles, aunque advirtió que también influirán otras variables, como la cotización del dólar, la evolución del petróleo —que estima se mantendrá estable o a la baja— y la necesidad de actualizar los precios regulados de los biocombustibles. “Con posterioridad a las elecciones, todas esas variables se van a sincerar, lo que implicará un ajuste en el valor final en el surtidor”, concluyó.
Cualquier suba de precios de los combustibles por el motivo que sea terminara en la inflacion y de ahí ésta afectará los precios de la vida de los Argentinos como la canasta alimentaria, costos de colectivos, luz, gas, agua, etc.
Porque no se puede vivir como en otros países que el combustibles no lo manosean permanente sus precios a cada rato como en Argentina.
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