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La capacidad de refinación está definida no solo por el tamaño de las unidades sino por el tipo de crudo que procesan y la especificación de los combustibles deseada. A medida que la calidad se hace más estricta, la cantidad que se puede producir va en disminución
El consumo de combustibles creció fuertemente en los últimos años, y ya la capacidad de producción de las refinerías no es suficiente para abastecer el mercado. Para dar respuesta a la demanda se están construyendo ampliaciones de capacidad de procesamiento y conversión en casi todas las plantas del país. YPF comenzó con mejoras en Lujan de Cuyo y próximamente en el Complejo Industrial La Plata, AXION Energy está ampliando Campana; Oil Combustibles instalara unidades para lograr incrementos de conversión y volumen en San Lorenzo.
No obstante la capacidad operativa de las refinerías depende de factores que se van modificando con el paso del tiempo: en principio, influye la tecnología pero siempre depende de la calidad del petróleo que ingresa al sistema y de los combustibles que interesan obtener, condicionados por las especificaciones técnicas que establece la Secretaría de Energía.
Sumando todas las empresas que operan en la plaza, Eduardo Barreiro, licenciado en Química, consultor en temas de Energía y director de la Society of Petroleum Engineers, regional Argentina, asegura que la capacidad instalada en nuestro país nominalmente es de aproximadamente 100.000 metros cúbicos por día de crudo parafínico intermedio o liviano; a medida que disminuye su provisión, baja la carga que se puede procesar a conversión constante, El año pasado se procesaron algo más de 92500 m3 diarios de crudo nacional y unos 421000 m3 fueron de crudos livianos y condensados de importación.
Este volumen ya no alcanza para cubrir la demanda interna y es por eso que se estima que las importaciones en energía para 2014 se elevarán a más de 12000 millones de dólares, sumando todos los productos líquidos y el gas. “Para las canastas de crudo disponibles en nuestro país, no hay capacidad ociosa en la refinación de combustibles; por más que las compañías incrementen la carga de crudo, además de tener problemas de subdimensión en varios equipos, de ese petróleo adicional no se va a obtener más producción de combustibles livianos para motores; aunque se pudieran pasar, aumentarían los fondos y podrían comprometer su especificación”, explica.
El especialista sostiene que las destilerías presentan una estructura que requiere de inversiones que ya se están haciendo y que se terminarán en un par de años, para estar en condiciones de obtener más naftas y gasoil con bajo contenido de azufre a partir de otras variedades de crudo, más pesados. Hizo mención a algunas de las obras imprescindibles: incorporación de plantas de Coke, unidades de craqueo catalítico y de hidrocraqueo e hidrotratamiento.
La entrada al mercado de cantidades crecientes de Shale Oil de Vaca Muerta -por ahora, mañana será también de Los Molles, de la Fm 129 de Cuenca del Golfo y tal vez de Springhill profundo en Cuenca Austral- va a mejorar sensiblemente este panorama; los crudos no convencionales parecen ser parafínicos y livianos por la visto hasta el presente.
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