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Los consumidores optan por las estaciones de la bandera estatal para ahorrar llenando el tanque con cualquiera de las variedades de combustibles. Aseguran que en el resto de las banderas el grueso de las ventas se concreta luego de que YPF se queda sin stock, siendo los comercios blancos los más perjudicados
Los aumentos de las nafas y gasoil de los últimos tiempos, superiores al 40 por ciento anual en todos los casos, estiraron la brecha que separaba a las marcas que operan en la plaza local. Hoy en día, cargar en YPF es sin dudas la opción más conveniente, por eso volvieron a aparecer colas en sus puestos, por momentos con una extensión de varias cuadras.
Bernardo Turcumán, presidente de la Cámara de Expendedores de San Juan (CECA) advierte que “cayeron las ventas en aproximadamente un 30 por ciento” en los establecimientos que no son de YPF, como consecuencia del nuevo posicionamiento de mercado. Se suma que la gente percibe una disminución en el poder adquisitivo por efecto de la inflación y sigue más de cerca las fluctuaciones de precios.
En el caso de las empresas de transporte Turcumán señala que es donde más se nota la preferencia por los productos de la empresa que conduce Miguel Galuccio debido a que un camión recorre miles de kilómetros y el combustible representa un costo importante de la actividad. Lo mismo ocurre con otros clientes de escala, como los productores agropecuarios, preocupados por conseguir gasoil barato.
De acuerdo al empresario de San Juan “no hay ninguna posibilidad de que las compañías decidan bajar los precios” en un futuro cercano. Por el contrario, sus directivos se muestran apurados por actualizar los surtidores y mejorar la rentabilidad, tal como se refleja en las audiencias que mantienen mes a mes con funcionarios del Gobierno encargados de autorizar los ajustes.
En la primera semana de abril seguramente habrá novedades. La expectativa de las bocas de expendio es que se apliquen incrementos como propuso el Ministro de Economía, Axel Kicillof, a principios de 2014, cuando anunció la devaluación de la moneda, lo que terminó encareciendo el costo del principal insumo de las refinerías, el barril de crudo.
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