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Las estaciones de servicio aseguran que no hay mayor movimiento. En el Noreste, las localidades que están sobre la triple frontera compensan con las compras de extranjeros que aprovechan la diferencia en el tipo de cambio. Hay más puestos callejeros que ofrecen naftas.
Faruk Jalaf, presidente Cámara de Estaciones de Servicios del Nordeste (Cesane) informa que en su zona la carga promedio en los surtidores sigue siendo de 100 pesos. Era así antes de que el Gobierno decidiera disminuir en un 5 por ciento las naftas al público, y lo sigue siendo ahora, luego de que se efectivizara la medida. “La gente no se dio ni cuenta de la rebaja”, sostiene el dirigente.
“En general los despachos cayeron; aumentan por momentos por el recambio turístico, en los cambios de quincena; pero vemos que la gente se está cuidando y que no tiene posibilidades de gastar en combustible; usa lo necesario”, sostiene Jalaf en contacto con surtidores.com.ar.
El empresario destaca que todos los expendedores minoristas de la región se adecuaron a las nuevas referencias que determinaron petroleras y Estado Nacional. En parte, para respetar la disposición oficial, pero también por necesidad propia del mercado. No es posible alejarse tanto de las pizarras de YPF, ya que al igual que en otras provincias, es la marca más accesible al bolsillo.
No obstante, a partir de la diferencia de valor que hay entre los productos argentinos de los que ofrecen en Brasil, Paraguay y Uruguay, en las ciudades limítrofe con Misiones y Formosa, el nivel de actividad se está logrando mantener, aunque por las adquisiciones de los extrajeros.
También en las rutas importantes, debido al aluvión de viajantes que circulan en esta fecha.
Jalaf señala que es por el efecto del dólar “blue”, lo que hace muy económicas a las bocas de expendio locales. Respecto de Uruguay, por caso, el litro de súper cuesta menos de la mitad. Con Paraguay la brecha no es tan alta, pero alcanza como para aprovechar este “negocio” coyuntural.
A raíz de esta situación florecieron puestos de venta ilegales, posados sobre las calles y casas, que compran en las estaciones de Argentina para volver a sus países de origen. “Cargan en bidones o directamente en los vehículos y después lo venden en la calle”, advierte el dirigente. Es un tema que preocupa debido a que no se respetan ninguna de las normas de seguridad que rigen para la actividad, que no son pocas.
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