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“El barril criollo en esta instancia no tiene sentido porque no hay demanda”, considera el ex secretario de Recursos Hidrocarburíferos José Sureda. Respecto a la suspensión de aumentos de combustibles hasta octubre, cree que podrían aparecer efectos negativos en la producción.
A la espera de la publicación del Decreto en el Boletín Oficial, el ex secretario de Recursos Hidrocarburíferos de la Nación, José Sureda, sostuvo que “el barril criollo en esta instancia no tiene sentido, porque no hay demanda. Ojalá que el Gobierno esté reflexionando y por eso esté demorando la salida”, opina en diálogo con surtidores.com.ar.
El especialista considera que, antes de instalarse un barril criollo, habría que esperar primero por la recuperación de la demanda, que hoy día todavía están por debajo del 50 por ciento de actividad respecto a niveles pre pandémicos.
Luego, una vez que el consumo aumente y el sobre stock empiece a descomprimirse, “tendremos que ver cómo está el precio del crudo en el mundo”, señala Sureda.
Advierte que la escalada en los precios internacionales de crudo, tanto del Brent (que orilla los 33 dólares) como el WTI (que supera los 29,5 dólares), podrían quitarle la esencia a la medida.
El ex funcionario señala que los grandes mercados, como Europa, China y Estados Unidos, de a poco están reactivando. “Si todo eso hace que el barril (Brent, de referencia para Argentina) se ubique en 38 o 40 dólares, no tiene sentido poner un barril criollo”, remata.
Además, explica que la instalación prematura de un barril local sólo beneficiaría a las provincias, a recaudar regalías, y a las grandes empresas petroleras, ya que ninguna tiene necesidad de comprar crudo por encima de su propia producción.
“Las productoras más chicas le van a tener que vender a las pequeñas refinadoras y el precio no lo van a poder cobrar a 45 dólares sino a 30, con suerte”, indica Sureda, al tiempo que remata: “desde el punto de vista de la reactivación de la industria el barril criollo ahora no sirve para nada”.
¿CONGELAMIENTO IGUAL A DESABASTECIMIENTO?
Consultado sobre la posibilidad que se baraja de congelar precios hasta por lo menos octubre, el ex secretario de Recursos Hidrocarburíferos de la última gestión, comenta que podrían darse dos efectos: uno positivo y otro negativo.
El primero tendía que ver con aliviarle el bolsillo a una ciudadanía golpeada por los efectos de la cuarentena obligatoria. “Cuando se recupere la demanda, va a ser importante para el consumidor final encontrarse con precios congelados”, observa Sureda.
No obstante, advierte que suspender potenciales aumentos de precio podría ser “pan para hoy y hambre para mañana”.
Resume: “Al congelar precios, las refinerías van a comprar el crudo a un valor compatible con el que pueden lograr en el surtidor, de lo contrario perderían plata. Con lo cual le trasladan el problema a la producción. De este modo, la producción no generará y el año que viene podremos tener falta de abastecimiento”.
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