Contaminación de suelos
Estaciones presentaron una nota a la Secretaría de Energía, solicitando que intervenga para frenar a las petroleras en su intención de descargar en los expendedores minoristas el costo de la remediación.
La contaminación de los terrenos donde están instaladas las bocas de expendio presenta un vacío legal que genera un enfrentamiento entre las petroleras y sus operadores de red. Si bien la legislación vigente establece la obligatoriedad de contratar el Seguro Ambiental Obligatorio (SAO), aún no queda claro quién debe responsabilizarse por su arancel, que en el sector estiman un mínimo de 5.000 pesos mensuales.
Hasta el momento, sólo los puestos que pertenecen directamente a las banderas adquirieron la cobertura, el grueso de las Pymes, en cambio, de a poco se van ajustando, aunque apurados por la presión que sufren al momento de renovar el contrato de abastecimiento.
Alertando sobre esta situación, la Federación de Expendedores de Combustibles (FEC) envió una nota a Mariana Matranga, la titular de la cartera energética, a los efectos de que “propicie la formulación de un marco regulatorio para contratos de aprovisionamiento de combustibles bajo exclusividad marcaria, de modo de asegurar que las firmas proveedoras de combustibles no podrán exonerarse de responsabilidad por contaminaciones derivadas de los productos que dichas empresas elaboran y/o comercializan”.
En puntual, la entidad cita el caso de YPF, por el esquema comercial que implementa: “mantiene la propiedad de los combustibles (venta por consignación), e instalaciones de acopio y expendio”. En tanto, el daño ocasionado FEC considera que es responsabilidad absoluta de la empresa estatal.
Ante esta situación, los empresarios exigen la elaboración de una nueva normativa, ya sea como parte de una reforma general sobre el negocio que también impida la integración vertical, o a través de un Decreto o Disposición abocado específicamente al asunto.
En los casos de estaciones que tienen décadas en funcionamiento, los pasivos superan ampliamente el valor comercial del local: hay casos que alcanza los 2 millones de dólares. Se da sin distinción de provincias y de marca. Tiene que ver con el paso del tiempo, los derrames de naftas y gasoil, el cumplimiento de las normas de seguridad e higiene, el control de los tanques y la antigüedad del local.
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