Estaciones a un paso de decidir el cierre nocturno en todo el país por la ola de inseguridad

Los expendedores de combustibles analizan drásticas soluciones para evitar la peor de las consecuencias: que se produzca la muerte de un playero en una situación de robo. Se quieren anticipar, porque ya observan que el nivel de agresividad con el que se producen los asaltos puede terminar con la vida de un empleado. ¿Hay que esperar que ocurra para tomar cartas en el asunto? Se preguntan los estacioneros.

Esta es una de las principales preocupaciones de la Confederación de Entidades del Comercio de los Hidrocarburos de la República Argentina (CECHA). “Entre los problemas de rentabilidad e inseguridad estamos a punto de instrumentar el cierre de estaciones de servicio por la noche en todo el país”, anticipa Federico Ricci, Vicepresidente de la institución.

En su provincia, Mendoza, el empresario asegura que “se desató una de ola de robos que no sabemos cómo controlarla y si bien hace un año que se lo planteamos a las autoridades no obtuvimos respuestas”.

Retirar el dinero de las playas de carga no aparece como una solución viable, por las altas comisiones que exigen las entidades financieras. Y según explica Ricci “contratar servicios especiales de la policía es carísimo”, por lo que no figura como una alternativa.

Ante la gravedad de la problemática, plantea trabajar el tema entre todos los actores que participan de la cadena de comercialización de combustibles: “solicitamos la colaboración de las compañías petroleras”. El gremio, también reclama garantías.

“Tenemos miedo a que haya alguna muerte. Los empleados no quieren tomar el turno noche porque tienen miedo y tienen razón. Los asaltos son realmente violentos”, sostiene Ricci ante la consulta de surtidores.com.ar. Cuenta que son reiterados los atracos “con cuchillo al cuello”.

En medio del contexto electoral, el dirigente lamenta que “nadie se hace cargo y el tema no está presente en los debates”. Por eso, CECHA avanzará en gestiones en esta dirección, antes de que sea demasiado tarde. Hasta el momento, bajar las persianas después de las 22:00 horas aparece como la alternativa de corto plazo.