Opinión: “Tener nafta cara es una decisión política que yo comparto”

Las naftas y gasoil crecieron cerca de un 10 por ciento en lo que va del año en todo el país y de acuerdo a las proyecciones de los analistas terminarán 2015 con un alza estimada del 15 por ciento, una cifra menor de lo que incluso se calcula para la inflación.

Sin dudas, es una progresión inferior a la de años anteriores, cuando escalaban por encima del 40 por ciento, principalmente por el ancla que genera el sostenimiento del petróleo en las plazas internacionales por debajo de los 50 dólares.

¿A qué se debe que en Argentina hayan crecido un 2.5 por ciento en agosto? Víctor Bronstein, Director del Centro de Estudios de Energía, Política y Sociedad (Ceepys) da su punto de vista: “si bien a nivel mundial hay una baja del precio del crudo, en Argentina se mantiene regulado, donde esa reducción no altera el valor de la materia prima que tienen que pagar las refinerías”.

Pero por sobre todas las cosas, destaca que “hay una estrategia de YPF, empresa que se puso al hombro el desarrollo de Vaca Muerta y necesita recursos”. Estas mejoras de caja se consiguen con mayor rentabilidad en el plano interno, sobre todo en un contexto externo complicado para el acceso al financiamiento y de incertidumbre monetaria.

“Ahora tenemos una nafta cara pero nos va a permitir desarrollar la explotación de hidrocarburos no convencionales y en consecuencia recuperar el auto-abastecimiento; es una decisión política económica que yo particularmente coincido”, sostiene el especialista.

Una vez alcanzado este objetivo, Bronstein aclara que se podrá manejar el importe en surtidor con vistas a reducir el costo de transporte. Mientras tanto, sobre las actualizaciones de las pizarras opina que “es una medida que soluciona el problema de largo plazo”, por más que en la actualidad incida en los sectores productivos.

Además, el experto advierte que no habrá energía barata por mucho tiempo: “Si bien el mundo muestra signos de sobre- oferta no va a durar muchos años”. Pone como ejemplo el caso de Estados Unidos, que ya en el último mes empezó a declinar su extracción de shale, por una disminución de las perforaciones.