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Según estadísticas oficiales, durante el primer semestre de 2011 la demanda de este combustible al público alcanzaba los 4.363 millones de litros, mientras que el mismo período de este año cayó a 4.064. Especialistas analizan las causas de este retroceso
Los vaivenes del mercado de los combustibles ocurridos durante los últimos quince años en nuestro país impactaron fuerte sobre el sector de las estaciones de servicio. Tan solo luego de la gran crisis de 2001 cerraron más de 2.000 comercios, empujados por la recesión, el congelamiento de precios, el desabastecimiento y fundamentalmente, la ausencia de rentabilidad.
Disipados los efectos adversos del crack económico, la actividad se fue recomponiendo de a poco. Mejoraron ostensiblemente los niveles de consumo, en especial desde los sectores productivos como la industria y el campo, y junto a ello los beneficios que perciben los expendedores por la venta de naftas y gasoil.
El pico de la demanda de este último producto ocurrió durante el primer semestre de 2011. En ese período se comercializaron al público 4.363 millones de litros impulsados por el gran empleo de la variedad Grado 2, un producto que por aquellos tiempos se despachaba en su gran mayoría a través de las bocas de expendio.
Sin embargo y a consecuencia de diversas políticas que facilitaron la integración vertical de las empresas petroleras y junto a ello la venta directa a los grandes consumidores, las estaciones de servicio fueron perdiendo un importante caudal de litros, estimados por la Secretaría de Energía en 300 millones de litros.
El Ingeniero Jorge Gaimaro, vocal titular del Instituto de la Energía, Gral Mosconi, explica que el año 2011 fue uno de los más importantes (considerando una serie histórica) en la venta de gasoil. “A partir de allí sufre una retracción debido a una serie de causas motivadas principalmente por la disminución de la actividad económica, con la cual este producto mantiene estrecha relación”, sostiene.
“Hay que tener en cuenta que, debido a los déficit sistemáticos en la producción (y sus consecuentes problemas generados en la logística de distribución), las preferencias en las nuevas motorizaciones se volcaron hacia los vehículos nafteros”, aclara. “No obstante, la caída en las ventas de las estaciones guarda una razonable correspondencia con la pendiente total”, precisó Gaimaro.
La visión de los estacioneros
Conscientes del origen del problema, los expendedores reclamaron a través de un Proyecto de Ley prohibir a las empresas petroleras que capten clientes a través de ventas directas a costa de las estaciones de servicio, utilizando por lo general un sistema de tarjeta de descuento.
“Entendemos que la solución pasa por ordenar el mercado a través de una legislación que fije un marco legal a la actividad, generando competencia entre actores de un mismo segmento y capacidad económica”, señalan para justificar la iniciativa.
“La idea es que las empresas petroleras destinen sus recursos fundamentalmente a las producción y abastecimiento mayorista, dejando a las pequeñas y medianas empresas la comercialización o venta al consumidor directo, cada una compitiendo dentro de su segmento”, concluyen.
Esa baja en las ventas de las Estaciones de Servicio se explica principalmente por la competencia desigual que significan las ventas directas de las petroleras, quienes encontraron apoyo en disposiciones de la Secretaría de Energía. El cierre de miles de bocas de expendio y pérdida de fuentes de trabajo genuinas, es fruto de la pérdida de ventas y rentabilidad, a lo que hay que sumar cada vez más costosas exigencias laborales, ambientales y de todo tipo y naturaleza, además de aumento de tributos nacionales, provinciales y municipales. En definitiva, la responsabilidad social empresaria de las Estaciones de Servicio se ve incrementada por una legislación que asigna a estas pequeñas empresas una responsabilidad natural del Estado en materia social, por encima de su capacidad contributiva.
COMPLETAMENTE DE ACUERDO!!!!!!
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