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Nuestro país exhibe una penetración del pago digital en Estaciones de Servicio muy superior a la de otros países de la región. Sin embargo, la informalidad y la dinámica de la economía inflacionaria mantienen al efectivo con una presencia que no cede.
Argentina se convirtió en uno de los países de la región donde el pago digital en Estaciones de Servicio logró una penetración notablemente más alta que en el resto de América Latina. Así lo refleja un reciente informe de la Comisión Latinoamericana de Empresarios de Combustibles, que ubica al país muy por encima del promedio regional en el uso de billeteras virtuales para cargas de combustible.
Mientras en otras economías el avance digital se da de manera gradual, en el mercado local las billeteras pasaron a ser parte cotidiana del comportamiento del usuario. La facilidad de uso, la rapidez en la operación y la creciente preferencia del consumidor por evitar el manejo de grandes sumas en efectivo impulsaron el fenómeno con una velocidad llamativa.

Este cambio tiene una explicación local que se repite en las Estaciones de Servicio de todo el país. El acelerado proceso inflacionario obligó a los consumidores a trasladar cada vez más billetes para pagar una misma operación, lo que incentivó el uso de medios de pago electrónicos como alternativa práctica y segura.
En conexión con lo anterior, diversos análisis publicados en los últimos años marcaron cómo la depreciación de la moneda volvió incómodo y hasta engorroso pagar un tanque de combustible con billetes físicos. Con montos cada vez más altos, muchos consumidores encontraron en las billeteras digitales una solución concreta a un problema cotidiano.
Sin embargo, a pesar de la fuerte adopción digital, la Argentina mantiene una realidad paralela que explica por qué el efectivo sigue presente en las estaciones. La informalidad económica, aún elevada, sostiene una parte importante de operaciones que continúan manejándose en billetes, especialmente en sectores donde el registro formal todavía no es mayoritario.
En diálogo con Surtidores, Martín García Dutriez, CEO de Divix, señaló que la situación no debe interpretarse como una competencia entre un sistema y otro, sino como una transición lógica de un ecosistema en transformación. Mientras existan segmentos que mantengan operaciones informales, el efectivo seguirá teniendo un lugar en la actividad diaria.
Al mismo tiempo, el avance de los pagos electrónicos abrió espacio para nuevas herramientas que buscan mejorar procesos internos de las estaciones. La digitalización no llega únicamente para cambiar la forma de cobrar, sino también para aportar organización, trazabilidad y eficiencia en operaciones que durante años se manejaron de manera manual.
El consumidor argentino demostró una característica particular: adopta con rapidez cualquier solución tecnológica que resuelva un problema real. La masificación de las billeteras en los surtidores es un ejemplo concreto de cómo la demanda empuja la innovación en un sector tradicionalmente asociado a prácticas más conservadoras.

Las estaciones, por su parte, se encuentran administrando una realidad híbrida que convive día a día: clientes que pagan desde el celular sin interactuar con el efectivo y otros que mantienen la operatoria tradicional, lo que obliga a los establecimientos a adaptarse a ambos comportamientos simultáneamente.
El entrevistado concluyó en el hecho de que aunque el efectivo seguirá presente durante un tiempo, la tendencia apunta a una progresiva disminución de su participación. “Las billeteras ya demostraron su eficacia en el país y la experiencia digital continúa ganando terreno, con las Estaciones de Servicio como uno de los espacios donde esta transformación se percibe con mayor claridad en la vida cotidiana”, subrayó.
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