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La refinación de naftas y gasoil durante el año anterior no escapó a la situación general del mercado de combustibles que se caracterizó por el estancamiento del consumo en los surtidores. La importación, un factor clave.
Para el mercado de los combustibles, 2016 no fue un año de muchas luces. Especialmente por la retracción del consumo a consecuencia del reacomodamiento de algunas variables económicas, como ser la devaluación de la moneda y la decisión del Gobierno de sintonizar los valores locales con el contexto internacional, que provocaron un significativo aumento de los precios en el surtidor.
La producción de subproductos también acompañó esta tendencia, según un informe oficial distribuido por el Ministerio de Energía que da cuenta de un leve retroceso en los índices de refinación durante este período.
De acuerdo al relevamiento oficial, el procesamiento de naftas y gasoil decayó 0.5 por ciento respecto a 2015. Sin embargo fue un 8 por ciento mayor que el año que le precedió y un 6 si se lo compara con 2012, año que se nacionalizó YPF.
Del mismo modo que sucede con el comportamiento de la demanda, el gasoil de menor calidad fue el que empujó la baja en desmedro de su competidor de bajo contenido de azufre, que gracias a las modificaciones realizadas en algunos complejos industriales, su elaboración creció 15 por ciento. También se optimizó la de nafta Súper y Premium.
YPF, Shell y Petrobrás fueron las únicas empresas que incrementaron su caudal. El resto redujo los volúmenes procesados.
EL PESO DE LAS IMPORTACIONES
El contexto mundial fue bien aprovechado por las compañías que operan en el mercado local gracias a la baja del crudo y sus derivados, sumado a la apertura de las importaciones que elevaron las compras interanuales al exterior de naftas y gasoil 25 por ciento.
El país preferido por las empresas argentinas para adquirir los derivados fue Estados Unidos con el 77 por ciento de las operaciones.
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