El piso de ventas para cubrir los costos resulta inalcanzable para la mayoría de las Estaciones de Servicio de todo el país

¿Cambió  en algo la situación económica de las Estaciones de Servicio después del aumento de precios de los combustibles? Según los especialistas, la incidencia de la suba fue casi nula y en consecuencia, no representó un aliciente que modifique la dura realidad que experimentan los expendedores ubicados a lo largo y a lo ancho del país.

Según precisa a surtidores.com.ar el analista y consultor, Cristian Bergmann, considerando únicamente la unidad de negocios de venta de combustible, y realizando una distribución de costos fijos en la que se asignan los gastos directos imputables a dicha unidad, se concluye que el punto de equilibro de una boca de expendio antes del aumento era de 313 m3 para reventa y de 397 m3 para consignado.

“Después del ajuste, los indicadores se modificaron pasando a 305 m3 para el primer caso y 388 m3 para el segundo”, afirma el especialista. “Vemos que la cifra varía de manera muy limitada”, enfatiza.

Bergmann recuerda que el incremento en pico de surtidor, considerando un análisis de precios promedio ponderado, fue del 3 al 4,5 por ciento, dependiendo de la ubicación geográfica del establecimiento. “En consecuencia, la utilidad bruta por litro vendido sólo se incrementó 30 centavos, pasando de $6,80 a $7,10”, remarca.

¿A qué se debe esta escasa incidencia del aumento sobre la renta del expendedor?, reflexiona. “Esto se explica porque una parte del aumento es absorbido por el costo de producción, refinación, comercialización y entrega, que representa el 55 por ciento de cada litro vendido”.

Por otro lado, el conjunto de impuestos consolidados de las tres jurisdicciones nacional, provincial y municipal, representan el 35 por ciento, quedando el 10 por ciento restante para asumir los costos fijos del negocio.

“En este sentido, cabe destacar que el incremento promedio aplicado del 3-4,5 por ciento en pico de surtidor, incidió en un 0,3-0,45 por ciento en la renta del expendedor”, señala Bergmann.

El economista concluye que con caídas de volúmenes del 30 por ciento promedio, “podemos sostener que el aumento no representa un beneficio para el sector, por lo que resulta necesario el aporte de las empresas petroleras que contribuyan a la economía de los estacioneros, quienes son el último eslabón de la cadena y quedan desprotegidos ante la gravedad de la crisis”.