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En marzo, los márgenes brutos de refinación de naftas y gasoil crecieron más de un 10 por ciento, consolidando una mejora del 30 por ciento en dos meses. Sin embargo, aseguran que ese repunte no se traduce en beneficios para las Estaciones de Servicio.
Mientras las grandes petroleras celebran la recuperación de los márgenes brutos de refinación, en la trinchera del expendio minorista —las Estaciones de Servicio— el efecto de esa mejora es prácticamente nulo. Según los últimos datos oficiales, en marzo de 2025 el margen bruto de refinación de la nafta súper subió un 10,6 por ciento y el del gasoil un 9,31 por ciento, con lo que acumulan una mejora del 32,9 por ciento y 25,2 por ciento, respectivamente, en apenas dos meses.
A primera vista, el número entusiasma. El precio del crudo cayó en dólares un 3,48 por ciento, mientras que los precios de los combustibles refinados subieron levemente en la misma moneda. Esto amplió la brecha entre el costo de materia prima y el ingreso bruto por venta del refinador, generando un “mejor momento” para ese eslabón de la cadena.

Pero esa mejora, por ahora, no baja al surtidor. Consultado por este medio, el ingeniero Alberto Fiandesio, exsubsecretario de Hidrocarburos de la Nación y titular de todohidrocarburos.com, explicó que este índice “no representa ganancia del refinador”, sino que simplemente permite medir la posición del sector en un momento determinado. “Es la diferencia entre lo que ingresa por venta del producto refinado sin impuestos, menos el valor del petróleo crudo. De ahí hay que descontar el resto de los costos. No es rentabilidad, es apenas una foto”, puntualizó.
Sin embargo, el dato revela una mejor situación que la de un año atrás. “El margen de la súper está 21,26 por ciento arriba del de marzo de 2024 y el del gasoil, 7,23 por ciento. Estamos por encima de los promedios históricos”, añadió. Este repunte guarda similitudes con períodos de márgenes altos como los registrados durante los Gobiernos de Mauricio Macri y de Cristina Fernández de Kirchner, según sus propias estimaciones.
¿Pero qué pasa con las Estaciones de Servicio? Poco y nada. “En principio, esto no va a influir”, aseguró Fiandesio. ¿La razón? La mayoría opera bajo contrato con una petrolera y no puede elegir a quién comprarle. “Salvo las estaciones blancas —que representan un volumen marginal— el resto no puede beneficiarse de eventuales bajas de precios por competencia entre refinadores”, agregó.
En otras palabras, aunque los refinadores vean incrementar su rentabilidad y mejoren su posición relativa, las estaciones siguen sujetas a un esquema rígido, donde sus ingresos dependen casi exclusivamente del porcentaje de comercialización fijado por contrato, sin posibilidad de negociar libremente el precio de compra.
Este fenómeno se vuelve aún más preocupante cuando se considera que, al aumentar el margen bruto de refinación, también crecen los incentivos para que las petroleras no toquen los precios de venta mayorista, blindando su rentabilidad y dejando afuera a los operadores de base que hacen de cara al cliente el trabajo más complejo: vender, atender, invertir y sostener el servicio en contextos de baja demanda.
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