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El sector de distribución a gran escala apuesta a diferenciarse por la calidad del servicio, la rapidez en las entregas y la capacidad de adaptación a clientes de todos los tamaños, consolidándose como un actor clave para el transporte, la industria y la generación de energía.
El mercado de ventas a gran escala encuentra un camino de crecimiento en el valor agregado. Las compañías buscan destacarse no solo por precio, sino por la atención al cliente, la rapidez en la entrega y la capacidad de respuesta frente a las demandas de los compradores.
La infraestructura es un pilar fundamental para alcanzar estos objetivos. Tanques de almacenamiento modernos y sistemas logísticos avanzados permiten garantizar abastecimientos importantes, con altos estándares de seguridad y continuidad en el servicio. La confiabilidad se convierte así en un diferencial clave para mantener clientes.
Darío Mosca, responsable ejecutivo de Grupo FIP, manifestó a surtidores.com.ar que la actividad se organiza en distintos niveles: Estaciones de Servicio, distribuidores intermedios con camiones, equipos de carga para generación eléctrica y el abastecimiento a gran escala, donde predomina el gasoil como insumo esencial para transporte de pasajeros, carga, trenes e industrias.

En el segmento de gran distribución, las empresas valoran más que el precio, la capacidad de entrega, los plazos de financiación y la rapidez para cumplir. “La competitividad se mide cada vez más por la eficiencia logística y el nivel de servicio que podemos ofrecer”, señaló Mosca.
El sector muestra gran flexibilidad. Por ejemplo, compañías como Grupo FIP pueden suministrar desde 200 litros, atendiendo a empresas pequeñas, hasta grandes volúmenes para abastecer flotas importantes o industrias estratégicas. Esta capacidad de adaptación es un diferencial que permite atender a clientes de todo tipo.
El alcance geográfico también es un factor determinante. Los distribuidores garantizan entregas en menos de 48 horas y cuentan con servicios de urgencia disponibles las 24 horas, los siete días de la semana, asegurando continuidad para actividades que no pueden detenerse, como transporte, agro, obra pública o generación de energía.
Además del gasoil, el abastecimiento incluye nafta, lubricantes y otros insumos energéticos. Esta diversidad convierte al proveedor en un socio estratégico que va más allá del combustible como producto, ofreciendo soluciones integrales para las operaciones de cada cliente.
La experiencia acumulada en el sector también marca la diferencia. Empresas con trayectoria de más de 30 años, como Grupo FIP, consolidaron prácticas que priorizan la eficiencia, la seguridad y la rapidez, fortaleciendo la confianza de las compañías que dependen de un suministro constante.
“Hoy, más que nunca, nuestro objetivo es que cada cliente reciba no solo combustible, sino un servicio confiable, rápido y adaptado a sus necesidades”, concluyó Mosca.
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