Corredores azules
La asociación entre YPF y Shell impulsa un proyecto clave para el desarrollo del gas natural licuado en Argentina. Mauricio Roitman, extitular de ENARGAS, destacó el impacto potencial que esta tecnología podría tener en el mercado interno.
YPF y Shell dieron un paso clave en la consolidación de Argentina como jugador relevante en el mercado internacional de gas natural licuado (GNL). En La Haya, Países Bajos, Horacio Marín, presidente y CEO de YPF, y Cederic Cremers, vicepresidente Ejecutivo de GNL de Shell, firmaron un Project Development Agreement (PDA) que marca el inicio de la primera fase del proyecto Argentina LNG. Esta etapa inicial contempla una capacidad de licuefacción de 10 millones de toneladas anuales (MTPA), con Shell integrándose formalmente al desarrollo.
El anuncio generó expectativas no solo en el plano internacional, sino también en el ámbito local. Mauricio Roitman, extitular de ENARGAS, destacó el impacto potencial que esta tecnología podría tener en el mercado interno, especialmente en las Estaciones de Servicio y el transporte.
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En diálogo con surtidores.com.ar, Roitman subrayó las oportunidades que ofrece el GNL en pequeña escala, como herramienta para aprovechar los abundantes recursos de gas natural en Argentina. “El potencial del GNL está directamente relacionado con la sustitución de energéticos más caros, particularmente en el transporte pesado. Esto no solo implica menores costos, sino también un impacto ambiental considerablemente menor respecto a combustibles como el gasoil”, afirmó.
Además, destacó la flexibilidad logística que brinda el GNL para usos como la generación eléctrica en zonas donde el acceso al gasoducto es limitado. Este aprovechamiento permitiría monetizar recursos que, de otra manera, serían emitidos a la atmósfera, contribuyendo también a la sostenibilidad de las operaciones petroleras.
Para Roitman, uno de los principales desafíos será la adaptación de la infraestructura existente en Estaciones de Servicio para la carga de GNL. “La idea de los corredores azules, que comenzamos a impulsar en mi gestión en ENARGAS, es clave. Estos corredores permitirán el desarrollo de rutas con acceso a estaciones adaptadas para el GNL, beneficiando tanto al transporte terrestre como al fluvial y marítimo, donde ya existen normativas internacionales que favorecen su uso”, señaló.
También hizo hincapié en la necesidad de estabilidad macroeconómica y acceso al financiamiento para fomentar la competencia y la incorporación de tecnologías de punta. En este sentido, planteó que la base industrial local podría convertirse en un actor relevante para este desarrollo.
Por su parte, el exsecretario de Energía de la Nación Raúl Olocco, consideró en declaraciones a este medio, que el acuerdo entre YPF y Shell posiciona a Argentina en la “elite del mercado internacional de gas licuado”. Sin embargo, sostuvo que el impacto en el mercado interno será limitado. “Este es un contrato netamente de exportación, pero las divisas generadas podrían beneficiar a todos los sectores, incluidas las estaciones de servicio, a través de un impulso a la economía global del país”.
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Jorge Lapeña, también exsecretario de Energía, fue más cauto al analizar las posibles consecuencias del proyecto. “El impacto en el downstream dependerá de una política energética clara, que hoy no existe. Si bien una exportación masiva podría reducir precios internos gracias a economías de escala, también existe el riesgo de un desabastecimiento si no se prioriza el consumo local”, advirtió.
Lapeña enfatizó que la competitividad del gas argentino en mercados internacionales será crucial para su éxito. “Deberá competir con actores como Estados Unidos, Qatar o Australia. Esto exigirá precios que sean atractivos para los compradores y sostenibles para la producción local”, concluyó.
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