El fin de las mega playas: las estaciones de servicio venden cada vez menos gasoil

Hace tan sólo cuatro años atrás, las estaciones de servicio conformaban un mix de ventas al público que se componía de 60 por ciento de gasoil y 40 de naftas. La matriz energética vehicular todavía mantenía ciertas características impuestas desde la década menemista, que impulsó abiertamente la motorización diesel a través de la rebaja impositiva, con el supuesto objetivo de alentar la producción.

La ineludible necesidad de importar este combustible ante la insuficiente producción y sus nefastas consecuencias sobre el fisco, hizo fracasar su continuidad al punto que hoy los despachos se ubican casi en un mismo nivel. En efecto, según datos estadísticos dados a conocer recientemente por la Secretaría de Energía, tan sólo el 52 por ciento de los litros que se despacharon en 2013 correspondieron a gasoil.

De acuerdo a este relevamiento, el volumen total expendido al público durante el año alcanzó los 16.337 millones de litros, de los cuales 8.491 perteneció a los diesel en sus dos variedades. El 80 por ciento recayó en el producto Grado 2, mientras que el resto fue para el de mayor calidad también denominado Ultra.     

La retracción también alcanzó a la demanda: desde 2010 al presente los surtidores despacharon 219 millones de litros menos. Claro que no todos los segmentos de la actividad padecieron la caída del consumo: las ventas por fuera de las estaciones de servicio aumentaron casi en idéntica proporción que las que perdieron los expendedores.

Buena parte de esta masa de litros se la lleva el campo, a quien las compañías petroleras atienden de manera directa. La industria petroquímica, las empresas de transporte de carga, público de pasajeros y el ferrocarril también son sus grandes clientes. Los autos en cambio, se abastecen en las bocas de expendio pero cada vez son menos.