A causa de las restricciones para evitar contagios
La periodista y consultora, Carolina Suárez, analizó los avatares del sector expendedor en el marco de la nueva economía de pandemia. Poca circulación vehicular y menos individuos en los autos provocaron una considerable retracción de las ventas.
Desde mediados de marzo de este año, cuando el Coronavirus se adueñó de la vida y de los bolsillos de la gente, hubo una cantidad significativa de productos que quedaron rezagados en las prioridades del acotado presupuesto familiar.
En este contexto, de acuerdo a los dichos de la analista de Consumo Carolina Suárez, las restricciones de movilidad, la suspensión de los viajes a las escuelas, el cierre de las rutas para miniturismo interno y otros factores dejaron al automóvil en un lugar secundario dentro de la consideración de la gente.
“El auto ya no es prioritario en un porcentaje importante de la población urbana, por lo cual, la caída en las ventas de naftas, resultó previsible y lógica, pero aunque se fue recuperando con la apertura de los permisos de circulación, no llegó ni siquiera al 50 por ciento de los niveles normales”, comentó a surtidores.com.ar.
Este ámbito de escasez de uso de los vehículos, también incluyó a los negocios satélites de las Estaciones de Servicio, como ser lubricentros o tiendas de conveniencia, ambos segmentos que enfrentan un “parate inusitado”, dijo Suárez.
“Hoy en día, quien se acerca con su auto a cargar combustible, en muchos casos no solamente deja de llenar el tanque porque no realiza distancias largas, sino que concurre prácticamente solo a la estación”, observó.
Este fenómeno hace también que a su entender, “se vean limitadas las posibilidades de que el minimercado que hoy está con modalidad take away sin mesas habilitadas, deje de venderle al cliente los conocidos artículos de antojo o de paso”, sostuvo la especialista.
Es decir que tal cual lo expresa Suárez, las golosinas o el café dejaron de ser compradas por los pocos consumidores que se acercan a las playas de carga, quienes antes venían acompañados o con la intención de reunirse a compartir un momento con compañeros de trabajo.
En este marco, ejemplificó que “hoy el dueño del automóvil, no asiste a la boca de expendio con sus hijos en edad escolar quienes son tradicionales sujetos de pedidos de golosinas”.
Asumió que el delivery de alimentos en las Tiendas, fue parte de una reformulación de la actividad, como sucediera con aquellas que dentro de lo que sus respectivas franquicias lo permiten, agregaron otro tipo de elementos para ofrecer como los artículos de limpieza o productos de almacén, que dependiendo de la zona donde estén geográficamente ubicados, aportan una ayuda extra, sin lograr sin embargo, alcanzar un 30 por ciento de las ventas de antaño.
Suárez finalmente expresó que la modalidad del pago con tarjetas de crédito se incrementó levemente, en comparación con el sector de ventas de productos de primera necesidad, “si tenemos en cuenta la amplia gama de plásticos que desde el Estado se implementaron en concepto de ayuda social, como la `Tarjeta Alimentar´ o los planes del IFE, que por lo general, no llegan a utilizarse en las expendedoras de combustibles”.
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