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Fuentes consultadas del sector de venta mayorista, coincidieron en que el mercado se va normalizando y finalmente “como en cualquier operación comercial, la compra al por mayor de combustible es más barata que la minorista”
Referentes del sector de venta mayorista de naftas y gasoil recalcaron a surtidores que “luego de la situación incomprensible que se daba en la última década en la cual se congeló el precio del combustible y se impuso un cupo a las estaciones de servicio, liberando los precios y volúmenes al mayoreo, la situación retomó sus cauces normales”.
De acuerdo a los consultados, en los albores de los años 90, comenzaron a proliferar las diferencias entre las Bocas de Expendio minoristas y la venta directa, ya que los grandes volúmenes de gasoil a la producción del campo, pasaban por este canal, mientras que los establecimientos se quedaban únicamente con los autos de calle.
En ese sentido, los que hoy llevan adelante un negocio que según los estacioneros “los perjudica”, consideraron a este medio, que “es necesario perder el miedo y arriesgar para dejar de pagar los enormes costos que las petroleras les insumen en el márketing, los controles y otras exigencias de promociones y publicidad, si quieren vender a precio más económico y con un mayor margen de rentabilidad”.
Es por ello, que advirtieron los entrevistados que “hasta el Fútbol Para Todos se lo cargan en el costo final al estacionero de bandera, pero es una decisión de cada empresario pyme, continuar con los contratos o adaptarse al mercado y arriesgar para ganar más dinero”.
Sin embargo, aclararon que las situaciones pueden variar dependiendo de cada región del país y son diferentes si las Estaciones de Servicio se encuentran en zonas rurales o grandes centros urbanos, ya que en las ciudades, es preciso que se logre una clientela en base a la confianza, porque el automovilista que no conoce siempre opta por cargar combustible en las grandes marcas que le brindan cierta tranquilidad.
En cuanto a los controles de calidad, los empresarios mayoristas expresaron que “nosotros estamos controlados por las petroleras al cargar el camión y por el Estado al descargar el producto, por lo cual, la calidad y seguridad están resguardadas”.
Cabe destacar que las refinerías locales están a pleno de su capacidad a consecuencia, entre otros factores, de la retracción de la demanda. Ante esta acumulación de producto que no logra desactivarse en el mercado interno, algunas compañías han comenzado a colocarlo en canales alternativos a precios muy competitivos.
Su máximo exponente son los distribuidores mayoristas que ofrecen el combustible a Estaciones de Servicio sin marcas o grandes consumidores, como la industria y el campo. Claro que para que sea atractivo, las empresas le fijan un costo muy conveniente, que puede llegar hasta un 20 por ciento por debajo del de una boca de expendio.
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